24/09/2017, 16:49
(Última modificación: 24/09/2017, 16:50 por Amedama Daruu.)
Escuchó los pasos de Akame chapoteando en la lluvia. En otra ocasión, habría sido una imprudencia permanecer allí tumbado, con los ojos cerrados. Pero el Uchiha acababa de demostrarle que los uzujin podían ser civilizados —cosa que había llegado a creer imposible tras muchos acontecimientos—. De nuevo, se había convertido en aquél muchacho amable, extremadamente formal, que había conocido en la posada de aquél pueblucho del País del Remolino. Eso tenía también una contra: sabía que, si alguien se lo ordenaba ahora mismo, podía darse por muerto. Pero es como decía Akame:
¿Y si se lo ordenasen a él? ¿Obedecería?
Conocía esa respuesta. Así que, por parte de Daruu, la rencilla estaba sentenciada, ejecutada y enterrada.
Daruu tomó la mano de Akame y se levantó, no sin esfuerzo. Luego, extendió la diestra con el sello del Tigre formulado, pero en un ángulo de cuarenta y cinco grados hacia el suelo. El Sello de la Reconciliación.
—Sí, yo también me equivoqué, debo admitirlo... —dijo—. Bueno, ¿más tranquilo? Datsue-kun no parecía un mal tipo. Yo que tú hablaría con él y trataría que esa revista no saliera del Valle.
»O eso, o puedes obligarle a que rectifique con otro número.
»Pero... ¿es verdad? ¿Todo eso de la novia de ese tal Haskoz?
¿Y si se lo ordenasen a él? ¿Obedecería?
Conocía esa respuesta. Así que, por parte de Daruu, la rencilla estaba sentenciada, ejecutada y enterrada.
Daruu tomó la mano de Akame y se levantó, no sin esfuerzo. Luego, extendió la diestra con el sello del Tigre formulado, pero en un ángulo de cuarenta y cinco grados hacia el suelo. El Sello de la Reconciliación.
—Sí, yo también me equivoqué, debo admitirlo... —dijo—. Bueno, ¿más tranquilo? Datsue-kun no parecía un mal tipo. Yo que tú hablaría con él y trataría que esa revista no saliera del Valle.
»O eso, o puedes obligarle a que rectifique con otro número.
»Pero... ¿es verdad? ¿Todo eso de la novia de ese tal Haskoz?