24/09/2017, 17:17
Daruu se sentó en el lado opuesto al puente, tal y como lo había hecho su contraparte. La adrenalina había sido liberada, las paces hechas, y ahora quedaba un momento para hablar de todo y de nada.
Por lo visto, aquél Datsue era un mal bicho. Daruu podría haber deducido de él que le gustase hacer alguna que otra travesura, y estaba seguro, entre otras cosas, de que era un maldito bocazas. Cualquiera lo sería si osase ponerse un sobrenombre como Intrépido a sí mismo. Pero la dureza de las palabras de Akame le hizo pensar que ocultaba muchas más cosas menos pillas y más propias de una villanía completa.
Akame contestó a su pregunta sobre Haskoz dejando clara cuál era su posición: le daba igual lo que los demás pensaran de él. Sin embargo, a Daruu no le parecía que esa actitud pudiese ser buena en todo tipo de circunstancias, pese a que indudablemente era una posición difícil de tomar y muy de admirar. Pero, por ejemplo, ¿qué pasa si todos tus amigos te dan la espalda? ¿Qué haces, pasar de ello y condenarte a una vida en soledad?
Como si le hubiera leído los pensamientos, Akame afirmó entonces que Haskoz era la única persona a la que podía llamar amigo.
Por lo visto, Akame estaba bastante afectado por la muerte de su amigo. Pero a Daruu no le parecía bien que eso le convirtiese en un cínico sin remedio.
—A ver, no quiero excederme —dijo Daruu, enseñando las palmas de las manos—. Pero yo lo digo porque, tal y como me habló ese ninja, Datsue, de ti... Bueno. Parecía bastante más que amigo tuyo —afirmó—. Parece que te conocía de bastantes cosas. No sé, es la impresión que me dio. Igual es un hijo de perra mal parido, pero igual también sólo es que le falta madurar un poco y en realidad sí que te aprecia tanto.
»No creo que a Haskoz le gustase que te volvieras antisocial para siempre sólo por él. No sé.
Por lo visto, aquél Datsue era un mal bicho. Daruu podría haber deducido de él que le gustase hacer alguna que otra travesura, y estaba seguro, entre otras cosas, de que era un maldito bocazas. Cualquiera lo sería si osase ponerse un sobrenombre como Intrépido a sí mismo. Pero la dureza de las palabras de Akame le hizo pensar que ocultaba muchas más cosas menos pillas y más propias de una villanía completa.
Akame contestó a su pregunta sobre Haskoz dejando clara cuál era su posición: le daba igual lo que los demás pensaran de él. Sin embargo, a Daruu no le parecía que esa actitud pudiese ser buena en todo tipo de circunstancias, pese a que indudablemente era una posición difícil de tomar y muy de admirar. Pero, por ejemplo, ¿qué pasa si todos tus amigos te dan la espalda? ¿Qué haces, pasar de ello y condenarte a una vida en soledad?
Como si le hubiera leído los pensamientos, Akame afirmó entonces que Haskoz era la única persona a la que podía llamar amigo.
Por lo visto, Akame estaba bastante afectado por la muerte de su amigo. Pero a Daruu no le parecía bien que eso le convirtiese en un cínico sin remedio.
—A ver, no quiero excederme —dijo Daruu, enseñando las palmas de las manos—. Pero yo lo digo porque, tal y como me habló ese ninja, Datsue, de ti... Bueno. Parecía bastante más que amigo tuyo —afirmó—. Parece que te conocía de bastantes cosas. No sé, es la impresión que me dio. Igual es un hijo de perra mal parido, pero igual también sólo es que le falta madurar un poco y en realidad sí que te aprecia tanto.
»No creo que a Haskoz le gustase que te volvieras antisocial para siempre sólo por él. No sé.