24/09/2017, 22:25
Akame asintió con una sonrisa de oreja a oreja cuando Koko bromeó sobre el estado de su habitación la última vez. Poco le importaba a él en ese momento, y se limitó a entrar cuando ella se lo indicó. Luego la esperó y, apenas ella entrase y cerrase la puerta, la tomaría de la cintura otra vez. Con su rostro bien pegado al de Koko, le preguntaría en un susurro.
—¿Sigue en pie ese masaje?
—¿Sigue en pie ese masaje?