24/09/2017, 22:49
La sonrisa bobalicona en la cara del Uchiha se ensanchó ante la respuesta de Koko, y cuando recibió el beso él se encargó de continuarlo apasionadamente durante unos instantes. Luego se separó ligeramente, despojándose de la camiseta que se había puesto antes de salir de su habitación, y se tumbó boca abajo sobre la cama de Koko.
«Ah, al fin, aquí seguro que tendremos paz y tranquilidad. Las kunoichis han demostrado hasta la fecha tener bastantes más gramos de seso que algunos de mis —por desgracia— compañeros», se lamentó el Uchiha. Entre unos y otros, estaban ofreciendo una imagen penosa de los shinobi del Remolino durante el Torneo.
Sea como fuere, él ya estaba allí. De vuelta a su nube, a su cómodo sueño y esperando a que Koko le acompañara.
«Ah, al fin, aquí seguro que tendremos paz y tranquilidad. Las kunoichis han demostrado hasta la fecha tener bastantes más gramos de seso que algunos de mis —por desgracia— compañeros», se lamentó el Uchiha. Entre unos y otros, estaban ofreciendo una imagen penosa de los shinobi del Remolino durante el Torneo.
Sea como fuere, él ya estaba allí. De vuelta a su nube, a su cómodo sueño y esperando a que Koko le acompañara.