24/09/2017, 23:13
No pudo hacer más que sonreír ante los comentarios de un Akame medio dormido. No podía decir que era el cielo, ni tampoco podía decir si era bueno o malo que nunca antes se hubiese sentido así, es decir, podía ser tanto bueno como malo, cosa que ignoraba y no iba a indagar de más.
En su lugar siguió con lo suyo, hasta que se le ocurrió emplear los codos y algo de su peso para lograr un mayor estímulo. Pero en el preciso instante en que se inclinó para lograr tal cosa, el de cabello azabache se dio la vuelta obligando a la rubia a levantar su trasero al menos por un instante y también a plantar el codo en un lado de la cama para evitar dañar.
Se suponía que tenía que darle un masaje, ¿verdad? Pero así, cara a cara era difícil, así como lo había dicho momentos atrás en que se habían besado.
Exactamente como Akame lo hizo ahora, solo que se tenía que aguantar todo el peso de la Kageyama sobre él, que no era exactamente poco si vamos al caso.
Cada vez que él la besaba la tomaba por sorpresa, se iba a terminar convirtiendo en una costumbre que… No le iba a desagradar, claro.
Koko no pudo hacer otra cosa que corresponder, apegándose a él tanto como pudo y correspondiendo al beso mientras intentaba rodearle el cuello con ambos brazos. Otra cosa no sabía hacer, por ende, no iba a hacer nada más que eso, así se agitase y comenzase a sentir calor. O la cosa del pantalón del Uchiha volviese a ponerse dura debajo de ella.
En su lugar siguió con lo suyo, hasta que se le ocurrió emplear los codos y algo de su peso para lograr un mayor estímulo. Pero en el preciso instante en que se inclinó para lograr tal cosa, el de cabello azabache se dio la vuelta obligando a la rubia a levantar su trasero al menos por un instante y también a plantar el codo en un lado de la cama para evitar dañar.
Se suponía que tenía que darle un masaje, ¿verdad? Pero así, cara a cara era difícil, así como lo había dicho momentos atrás en que se habían besado.
Exactamente como Akame lo hizo ahora, solo que se tenía que aguantar todo el peso de la Kageyama sobre él, que no era exactamente poco si vamos al caso.
Cada vez que él la besaba la tomaba por sorpresa, se iba a terminar convirtiendo en una costumbre que… No le iba a desagradar, claro.
Koko no pudo hacer otra cosa que corresponder, apegándose a él tanto como pudo y correspondiendo al beso mientras intentaba rodearle el cuello con ambos brazos. Otra cosa no sabía hacer, por ende, no iba a hacer nada más que eso, así se agitase y comenzase a sentir calor. O la cosa del pantalón del Uchiha volviese a ponerse dura debajo de ella.