26/09/2017, 15:26
La reacción de Ayame no se hizo esperar. Con un rápido movimiento sacó un shuriken de su portaobjetos junto con otro objeto esférico que el Uchiha creyó poder identificar. La amejin lanzó aquella estrella metálica directamente contra el clon de cenizas; tanto la copia como el verdadero Akame se desviaron con un paso lateral de la trayectoria del proyectil, que terminó cayendo tras ellos, casi al borde del tatami.
«¡Ahí está!»
El movimiento descendente inconfundible de la mano de Ayame, la que sostenía aquella esfera, no dejó mucho lugar a dudas sobre lo que estaba a punto de hacer. «Demasiada distancia para una kemuridama, debe ser una bomba de luz», razonó rápidamente el uzujin. Akame cerró los ojos y, aunque su clon sí se quedó ligeramente aturdido por la detonación, él los volvió a abrir luego sin mayores problemas.
Ayame cargaba ahora contra él, inflando su brazo derecho de forma desproporcionada; aquella técnica no resultó desconocida para el Uchiha. «Es el mismo jutsu de Kaido-kun...» ¿Serían Ayame y el Tiburón familiares? ¿O simplemente tuvieron el mismo maestro?
Sea como fuere, el Uchiha flexionó las rodillas y esperó. Cuando su rival lanzó aquel potente puñetazo —o más bien, martillazo— contra su pecho, Akame dio otro rápido paso lateral para colocarse en el flanco de Ayame. Su mano izquierda formó un sello y de sus labios salió disparada, a bocajarro, una esfera de chakra Katon extremadamente concentrado directamente hacia el pecho de la muchacha. El impacto se sentiría parecido al de una bala de cañón, explotando y probablemente derribando a la kunoichi.
—¡Katon Dan! ¡Homura!
El Haijinbunshin, mientras tanto, había deshecho el camino andado para volver junto a Akame. Pasó de largo frente al Uchiha, trazando un círculo alrededor de Ayame. El de Uzu también se alejó ligeramente, intentando que quedaran finalmente su clon y él a unos cinco metros de la kunoichi cada uno; él por el frente y su clon por la retaguardia.
«¡Ahí está!»
El movimiento descendente inconfundible de la mano de Ayame, la que sostenía aquella esfera, no dejó mucho lugar a dudas sobre lo que estaba a punto de hacer. «Demasiada distancia para una kemuridama, debe ser una bomba de luz», razonó rápidamente el uzujin. Akame cerró los ojos y, aunque su clon sí se quedó ligeramente aturdido por la detonación, él los volvió a abrir luego sin mayores problemas.
Ayame cargaba ahora contra él, inflando su brazo derecho de forma desproporcionada; aquella técnica no resultó desconocida para el Uchiha. «Es el mismo jutsu de Kaido-kun...» ¿Serían Ayame y el Tiburón familiares? ¿O simplemente tuvieron el mismo maestro?
Sea como fuere, el Uchiha flexionó las rodillas y esperó. Cuando su rival lanzó aquel potente puñetazo —o más bien, martillazo— contra su pecho, Akame dio otro rápido paso lateral para colocarse en el flanco de Ayame. Su mano izquierda formó un sello y de sus labios salió disparada, a bocajarro, una esfera de chakra Katon extremadamente concentrado directamente hacia el pecho de la muchacha. El impacto se sentiría parecido al de una bala de cañón, explotando y probablemente derribando a la kunoichi.
—¡Katon Dan! ¡Homura!
El Haijinbunshin, mientras tanto, había deshecho el camino andado para volver junto a Akame. Pasó de largo frente al Uchiha, trazando un círculo alrededor de Ayame. El de Uzu también se alejó ligeramente, intentando que quedaran finalmente su clon y él a unos cinco metros de la kunoichi cada uno; él por el frente y su clon por la retaguardia.