26/09/2017, 16:26
Aquello era completamente nuevo para ella, tanto la anatomía masculina como lo que terminaron por hacer durante lo que restaba de la noche. Los besos y caricias le provocaron sensaciones que jamás en su vida se hubiese imaginado y lo que vino justo después es simplemente indescriptible.
Había acertado al confiar en el Uchiha, pues lo que experimentó le aseguró una sensación de conformidad por el resto de la noche y más.
Un par de horas pasaron de entonces, ambos cayeron dormidos a pesar de lo bien que la habían pasado y el primero en despertar fue el shinobi, quien se removió un poco a pesar de tener la cabeza de la Yotsuki sobre su hombro.
Aquello y las caricias a su rostro probablemente no serían suficiente para despertarla, pero era ya la hora a la que usualmente despertaba y aquel día no fue la excepción.
A diferencia de los demás días, la kunoichi no se levantó de golpe, abrió lentamente los ojos se encontró con que estaba completamente desnuda y encima del hombro de Akame, pero no se preocupó en lo más mínimo. En su lugar, alzó levemente la mirada aun adormilada y buscó alguna señal de que el contrario estuviese despierto.
Tras verle con los ojos claramente abiertos, se levantó vagamente solamente para tumbarse casi completamente sobre el contrario quedando cara a cara y antes de decir nada, le dio un beso, corto y cálido, lleno de ternura.
—Buen día —dijo en voz baja y algo dormida aún, con una sonrisa que denotaba lo bien que se sentía aquella mañana.
Había acertado al confiar en el Uchiha, pues lo que experimentó le aseguró una sensación de conformidad por el resto de la noche y más.
Un par de horas pasaron de entonces, ambos cayeron dormidos a pesar de lo bien que la habían pasado y el primero en despertar fue el shinobi, quien se removió un poco a pesar de tener la cabeza de la Yotsuki sobre su hombro.
Aquello y las caricias a su rostro probablemente no serían suficiente para despertarla, pero era ya la hora a la que usualmente despertaba y aquel día no fue la excepción.
A diferencia de los demás días, la kunoichi no se levantó de golpe, abrió lentamente los ojos se encontró con que estaba completamente desnuda y encima del hombro de Akame, pero no se preocupó en lo más mínimo. En su lugar, alzó levemente la mirada aun adormilada y buscó alguna señal de que el contrario estuviese despierto.
Tras verle con los ojos claramente abiertos, se levantó vagamente solamente para tumbarse casi completamente sobre el contrario quedando cara a cara y antes de decir nada, le dio un beso, corto y cálido, lleno de ternura.
—Buen día —dijo en voz baja y algo dormida aún, con una sonrisa que denotaba lo bien que se sentía aquella mañana.