26/09/2017, 23:00
Era sólo una vana esperanza. Daruu esperaba —aunque sabía que era difícil— que Akame aceptara el intercambio de información. Entonces él... entonces él echaría manos de su portaobjetos, lanzaría al suelo una bomba de humo y utilizaría el Sunshin no Jutsu para desaparecer de allí. Había varios riesgos. El primero, y el más evidente, era que el Uchiha decidiera no concederle la transacción. El segundo, claro, era que la información que le diese era falsa. Falsa, pero gratis: haría buen uso de ella, en todo caso.
Pero ahora todo eso daba igual.
—Insisto, creo que tienes en demasiada estima tu clan —respondió Daruu.
»Con respecto al Torneo, no sé. Yo he estado pensando en ello, y creo que esto sirve únicamente para que las aldeas midan sus fuerzas. Y si de paso se llevan un dinerillo del Valle de los Dojos... Ya sabes, mira toda esa gente importante de las gradas. Los Señores Feudales. Habrán pagado un montón para estar aquí. Por no hablar de los contactos y las influencias que tienen. Al fin y al cabo, ¿a quién le vas a pedir una misión? A la aldea que haga una demostración de fuerza más grande.
Chasqueó la lengua y miró hacia otro lado, intentando reconciliarse con la verdad ineludible:
—Por otra parte, en un mundo en paz quizá esta sea la única manera que tenemos para solucionar nuestras rencillas, y, también, como he dicho, medirnos. ¿No?
Pero ahora todo eso daba igual.
—Insisto, creo que tienes en demasiada estima tu clan —respondió Daruu.
»Con respecto al Torneo, no sé. Yo he estado pensando en ello, y creo que esto sirve únicamente para que las aldeas midan sus fuerzas. Y si de paso se llevan un dinerillo del Valle de los Dojos... Ya sabes, mira toda esa gente importante de las gradas. Los Señores Feudales. Habrán pagado un montón para estar aquí. Por no hablar de los contactos y las influencias que tienen. Al fin y al cabo, ¿a quién le vas a pedir una misión? A la aldea que haga una demostración de fuerza más grande.
Chasqueó la lengua y miró hacia otro lado, intentando reconciliarse con la verdad ineludible:
—Por otra parte, en un mundo en paz quizá esta sea la única manera que tenemos para solucionar nuestras rencillas, y, también, como he dicho, medirnos. ¿No?