27/09/2017, 09:51
Y allí estaba el muchacho. De repente, había abandonado toda la fiereza que había mostrado durante la cena y ahora se mostraba tembloroso y balbuceante como un niño pequeño. Zetsuo abrió los ojos y los clavó en los del genin. Sin embargo, en aquella ocasión no entró en su mente. Simplemente dejó que dijera lo que quería decir.
—P-pues... L-lo siento Zetsuo-dono, pero... —tartamudeó Daruu, acercándose a él con timidez...
Y entonces se arrodilló. Zetsuo alzó una ceja. ¿Pero qué estaba haciendo?
—Me... ¿me enseñaría a usar y a combatir el Genjutsu? P-por favor...
Genuinamente sorprendido por la inesperada pregunta, el hombre abrió aún más los ojos. Sin embargo, fue un gesto fugaz y enseguida volvió a fruncir el ceño. Daruu seguía arrodillado frente a él, y aunque no podía negar que le agradara aquel gesto...
—¡Levántate del suelo, chico! ¡Por Amenokami, no te arrodilles en un baño público! ¡A saber la de mierda que tendrá acumulado! —exclamó, negando con la cabeza en un gesto de desaprobación. Después se mantuvo unos segundos en silencio, meditando, hasta que sus labios formularon una última pregunta—. ¿Y por qué debería hacerlo? —preguntó, directo y cortante como el filo de una katana hacia su cuello.
—P-pues... L-lo siento Zetsuo-dono, pero... —tartamudeó Daruu, acercándose a él con timidez...
Y entonces se arrodilló. Zetsuo alzó una ceja. ¿Pero qué estaba haciendo?
—Me... ¿me enseñaría a usar y a combatir el Genjutsu? P-por favor...
Genuinamente sorprendido por la inesperada pregunta, el hombre abrió aún más los ojos. Sin embargo, fue un gesto fugaz y enseguida volvió a fruncir el ceño. Daruu seguía arrodillado frente a él, y aunque no podía negar que le agradara aquel gesto...
—¡Levántate del suelo, chico! ¡Por Amenokami, no te arrodilles en un baño público! ¡A saber la de mierda que tendrá acumulado! —exclamó, negando con la cabeza en un gesto de desaprobación. Después se mantuvo unos segundos en silencio, meditando, hasta que sus labios formularon una última pregunta—. ¿Y por qué debería hacerlo? —preguntó, directo y cortante como el filo de una katana hacia su cuello.