29/09/2017, 12:51
Los ninjas terminaron su dulce postre —en el caso de Zetsuo, su soso y amargado café— y pagaron la cena. Se levantaron y se despidieron, amables, de los camareros, cuyas bandejas temblaron en sus manos al pasar. Una vez fuera, en la recepción del Hotel, llegó la hora de las despedidas. Su familia estaba alojada allí, y de todas formas, no era conveniente que los vieran mucho tiempo con ellos en Nishinoya, de modo que decidieron que lo mejor sería que no les acompañasen al recinto de combatientes de la aldea.
Sin embargo, antes del adiós, Ayame le comentó algo a Daruu.
—Estaría interesante que nos tocara en el torneo juntos. sí podríamos terminar lo que habíamos empezado y ver quién de los dos es más fuerte.
»Y... esta vez, no tendré tanta compasión.
—¿Seguro? —Daruu golpeó amistosamente el hombro de Ayame—. Lloraré muy fuerte y haré muchos pucheros. Así me aprovecharé de tu vacilación.
Sin embargo, antes del adiós, Ayame le comentó algo a Daruu.
—Estaría interesante que nos tocara en el torneo juntos. sí podríamos terminar lo que habíamos empezado y ver quién de los dos es más fuerte.
»Y... esta vez, no tendré tanta compasión.
—¿Seguro? —Daruu golpeó amistosamente el hombro de Ayame—. Lloraré muy fuerte y haré muchos pucheros. Así me aprovecharé de tu vacilación.