29/09/2017, 17:55
Era su primera misión de rango C y por ello no podía estar más nerviosa. Conocía el procedimiento, tanto la teoría como la práctica pues había realizado ya un par de misiones desde que se había graduado, pero nunca había hecho una misión fuera de su propia villa, o eso había entendido pues sólo había recibido órdenes de ir hacia la puerta de la aldea y llevar provisiones encima, vamos, que si no era fuera de la aldea al menos tenía claro que en su casa no iba a dormir aquella noche. Así que allí estaba ella, caminando por las calles de su aldea con su indumentaria habitual —y un jersey por encima de color oscuro, porque refrescaba—, y una mochila de viaje de color rojo oscuro a su espalda, con provisiones para varios días y varias noches.
Era temprano, pero ella llevaba horas despierta, seguramente porque si se hubiera intentado levantar a la hora que le correspondía se hubiera quedado dormida, y no pensaba hacer esperar a sus compañeros de misión. Uchiha Datsue y Uchiha Akame, el dúo Uchiha más conocido de todo Uzushiogakure, o bueno, así había empezado a llamarles después de ver cómo habían peleado en el Torneo de los Dojos, del cual Akame había salido ganador.
Ella lo sabía porque había ido de espectadora nada más saber que un uzujin estaba en la final. Su sorpresa no era tan grande pues había oído cosas sobre su compañero de profesión, pero al final se alzó con la victoria. Por ello sus nervios podrían traducirse a no saber muy bien cómo actuar frente a un chico que se encontraba a ese nivel.
Datsue era otro cantar, había sido su compañero en la academia y por ende, lo conocía, podía asegurar hasta que bien. Pero no habían hablado más que un par de veces en un par de encuentros que no duraron ni más de diez minutos, así que aquello le parecía algo bastante novedoso.
Por ello cuando llegó al lugar de encuentro y se encontró a Akame allí no supo muy bien qué decir, ¿dónde estaba Datsue cuando hacía falta? Con él allí podría mostrarse un poco más abierta.
—Buenos días, Uchiha Akame-san —saludó ella mientras hacía una leve inclinación de cabeza —. Soy Uzumaki Eri, un placer poder trabajar contigo.
Era temprano, pero ella llevaba horas despierta, seguramente porque si se hubiera intentado levantar a la hora que le correspondía se hubiera quedado dormida, y no pensaba hacer esperar a sus compañeros de misión. Uchiha Datsue y Uchiha Akame, el dúo Uchiha más conocido de todo Uzushiogakure, o bueno, así había empezado a llamarles después de ver cómo habían peleado en el Torneo de los Dojos, del cual Akame había salido ganador.
Ella lo sabía porque había ido de espectadora nada más saber que un uzujin estaba en la final. Su sorpresa no era tan grande pues había oído cosas sobre su compañero de profesión, pero al final se alzó con la victoria. Por ello sus nervios podrían traducirse a no saber muy bien cómo actuar frente a un chico que se encontraba a ese nivel.
Datsue era otro cantar, había sido su compañero en la academia y por ende, lo conocía, podía asegurar hasta que bien. Pero no habían hablado más que un par de veces en un par de encuentros que no duraron ni más de diez minutos, así que aquello le parecía algo bastante novedoso.
Por ello cuando llegó al lugar de encuentro y se encontró a Akame allí no supo muy bien qué decir, ¿dónde estaba Datsue cuando hacía falta? Con él allí podría mostrarse un poco más abierta.
—Buenos días, Uchiha Akame-san —saludó ella mientras hacía una leve inclinación de cabeza —. Soy Uzumaki Eri, un placer poder trabajar contigo.