29/09/2017, 19:14
Por lo que estaba describiendo Ayame sobre Kiroe, sí, debía saberlo. Era la forma de actuar de la mujer cuando sabía con certeza algo. Aquella faceta misteriosa de su madre a veces le ponía de los nervios. Se había retirado del servicio como kunoichi hacía mucho tiempo, pero la mujer tenía recursos y recordaba a la perfección su entrenamiento. Daruu sospechaba, que, en el fondo, seguía practicando de vez en cuando, cuando nadie la veía.
Cuando Daruu le confesó que le había contado todo a Zetsuo, Ayame perdió el control y le agarró por el jinbei. «Vaya, qué ironía».
—Sí, bueno, esa es exactamente la reacción que tuvo tu padre, sí —rio Daruu—. Cogerme por el jinbei, y también amenazarme con que si te hacía algo malo me iba a matar con sus propias manos.
»Muy majo. Ahora, por favor, ¿puedes soltarme, Ayame?
La cogió de ambos lados de la cara y apretó su rostro contra el de ella. Acariciando la nariz con la suya.
—Escucha, Ayame. No pasará nada. Ya está, ya se lo he dicho. Ahora podemos vivir nuestra relación de un modo normal —dijo, y la soltó. Comenzó a caminar de nuevo en dirección a Nishinoya, agarrándola de la mano—. Bueno, por si acaso, que no nos vea muy cogidos cuando estemos con él. Igual sí que nos mata entonces.
Pronto, los muchachos abandonaron las luces y las casitas de madera y emprendieron el camino a los dojos de la gente de Amegakure. Caminaron en silencio, disfrutando de la hierba y de la luz de las luciérnagas de verano, que revoloteaban alrededor de ellos.
—Esto es muy bonito —dijo Daruu, y volvió a coger a Ayame de detrás de los hombros—. Casi me da hasta pena separarme ahora de ti, y eso que mañana podría volver a verte si quisiera.
Habían llegado a Nishinoya. Se quedaron así, mirándose el uno al otro en frente de la fuente.
—Supongo que en algún momento tendremos que decir "hasta mañana", ¿eh?
Cuando Daruu le confesó que le había contado todo a Zetsuo, Ayame perdió el control y le agarró por el jinbei. «Vaya, qué ironía».
—Sí, bueno, esa es exactamente la reacción que tuvo tu padre, sí —rio Daruu—. Cogerme por el jinbei, y también amenazarme con que si te hacía algo malo me iba a matar con sus propias manos.
»Muy majo. Ahora, por favor, ¿puedes soltarme, Ayame?
La cogió de ambos lados de la cara y apretó su rostro contra el de ella. Acariciando la nariz con la suya.
—Escucha, Ayame. No pasará nada. Ya está, ya se lo he dicho. Ahora podemos vivir nuestra relación de un modo normal —dijo, y la soltó. Comenzó a caminar de nuevo en dirección a Nishinoya, agarrándola de la mano—. Bueno, por si acaso, que no nos vea muy cogidos cuando estemos con él. Igual sí que nos mata entonces.
Pronto, los muchachos abandonaron las luces y las casitas de madera y emprendieron el camino a los dojos de la gente de Amegakure. Caminaron en silencio, disfrutando de la hierba y de la luz de las luciérnagas de verano, que revoloteaban alrededor de ellos.
—Esto es muy bonito —dijo Daruu, y volvió a coger a Ayame de detrás de los hombros—. Casi me da hasta pena separarme ahora de ti, y eso que mañana podría volver a verte si quisiera.
Habían llegado a Nishinoya. Se quedaron así, mirándose el uno al otro en frente de la fuente.
—Supongo que en algún momento tendremos que decir "hasta mañana", ¿eh?
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)