30/09/2017, 14:10
Una sonrisa radiante se dibujó en el rostro del shinobi cuando sintió el cálido abrazo de Koko, agarrada a su brazo derecho. Ni siquiera se planteó si sería profesional o adecuado pasear por el Valle de esa forma con una compañera de profesión; le daba igual. El fuego del amor que Koko había avivado en su interior era ahora un incendio imparable —sobre todo después de la noche anterior— del que nada podía salvarse.
Cuando llegaron al puesto de ramen y ordenaron sus platos, Akame la tomó de la mano y la arrastró hasta una de las mesas libres más cercanas. Una vez allí, el Uchiha miró a la kunoichi con gesto intrigado y contestó.
—Claro, Koko-chan. ¿De qué se trata? —«¡Joder, no me digas que la he cagado ya! ¿Qué he hecho? ¿Será que no le gusta el sitio? ¿Habrá visto alguna cucaracha por la cocina? Por Amaterasu...»
Cuando llegaron al puesto de ramen y ordenaron sus platos, Akame la tomó de la mano y la arrastró hasta una de las mesas libres más cercanas. Una vez allí, el Uchiha miró a la kunoichi con gesto intrigado y contestó.
—Claro, Koko-chan. ¿De qué se trata? —«¡Joder, no me digas que la he cagado ya! ¿Qué he hecho? ¿Será que no le gusta el sitio? ¿Habrá visto alguna cucaracha por la cocina? Por Amaterasu...»