1/10/2017, 17:37
Al poco la vio; ni siquiera le hizo falta preguntarle su nombre para comprobar que en efecto era Uzumaki Eri, porque su aspecto la delataba a leguas de distancia. Pelo rojísimo como el tomate, ojos grandes y azules y la bandana de Uzu en la frente. «Sí, no hay duda, debe ser ella. Es la definición gráfica de "Uzumaki"». La propia kunoichi no tardó en confirmarlo al presentarse con una reverencia educada.
—Buenos días —respondió él, mirándola de arriba a abajo con gesto analítico—. Lo mismo digo, Eri-san... Uchiha Akame —agregó con una inclinación de cabeza.
Justo en ese momento Datsue hizo su entrada en escena. Venía acompañado de una chiquilla que llevaba sobre los hombros y de una señora que Akame no tardó en reconocer; era Makoto Chiio, una de sus antiguas profesoras de la Academia de Uzu. Pese a que era una kunoichi muy inteligente, había sido incapaz de captar el interés de Akame por su materia con clases extremadamente teóricas y aburridas —incluso para él—, por lo que al final Chiio era una de las pocas instructoras que no tenía una opinión excelente sobre el Uchiha.
—Makoto-sensei —dijo él cuando el trío se acercó, inclinándose en una profunda reverencia.
Al escuchar la pregunta de la niña, Akame se quedó en blanco. Pese a que gracias a Koko había empezado a superar una de sus asignaturas pendientes en la vida —las chicas—, todavía le quedaba otra incluso más difícil que la anterior; los niños. Era un completo negado, no los entendía y tampoco ponía demasiado empeño.
—Pues, eh... Yo... —balbuceó, rascándose la nuca con visible vergüenza—. Pues porque estudio mucho. Hay que estudiar, ¿eh? Así podrás llegar a ser lo que quieras.
«Joder, menudo clichetazo...»
—Buenos días —respondió él, mirándola de arriba a abajo con gesto analítico—. Lo mismo digo, Eri-san... Uchiha Akame —agregó con una inclinación de cabeza.
Justo en ese momento Datsue hizo su entrada en escena. Venía acompañado de una chiquilla que llevaba sobre los hombros y de una señora que Akame no tardó en reconocer; era Makoto Chiio, una de sus antiguas profesoras de la Academia de Uzu. Pese a que era una kunoichi muy inteligente, había sido incapaz de captar el interés de Akame por su materia con clases extremadamente teóricas y aburridas —incluso para él—, por lo que al final Chiio era una de las pocas instructoras que no tenía una opinión excelente sobre el Uchiha.
—Makoto-sensei —dijo él cuando el trío se acercó, inclinándose en una profunda reverencia.
Al escuchar la pregunta de la niña, Akame se quedó en blanco. Pese a que gracias a Koko había empezado a superar una de sus asignaturas pendientes en la vida —las chicas—, todavía le quedaba otra incluso más difícil que la anterior; los niños. Era un completo negado, no los entendía y tampoco ponía demasiado empeño.
—Pues, eh... Yo... —balbuceó, rascándose la nuca con visible vergüenza—. Pues porque estudio mucho. Hay que estudiar, ¿eh? Así podrás llegar a ser lo que quieras.
«Joder, menudo clichetazo...»