1/10/2017, 20:40
Ante la respuesta de Akame, la niña hinchó los mofletes y dejó pasar el aire, haciendo una pedorreta.
—Estudiar es aburrido —sentenció, y de pronto pareció perder todo el interés por Akame. Ahora jugaba con Datsue, o más bien con su pelo, deshaciéndole el moño para hacerle otro más apropiado a su gusto.
Paralelamente, la conversación entre Eri y Makoto continuaba.
—¡Una misión! —exclamaba ella, sorprendida pero entusiasta—. ¡Y yo aquí haciéndoos perder el tiempo! —tomó a la pequeña y la depositó en el suelo, entre protestas de la niña, de las cuales hizo caso omiso. Luego, alcanzó las bolsas que Datsue portaba.
Pese a que el Uchiha parecía querer protestar, finalmente cerró la boca. Tenía marcas blancas en las palmas de las manos, allí donde el plástico de la bolsa concentró todo su peso, y las abrió y cerró, aliviado de que la sangre ya circulase libremente por sus venas. Makoto, no obstante, las cogió con tal simpleza que parecían ir vacías.
Fue entonces cuando Eri preguntó a su antigua sensei qué le traía por allí.
—Venía de hacer las compras cuando me encontré con Datsue-kun e insistió en llevarme las bolsas. Ya sabes lo amable que es cuando quiere…
El Uchiha infló el pecho como un pavo real, lleno de orgullo ante el cumplido.
—…conseguir algo a cambio.
Y tan pronto como se llenó, se vacío como un globo de aire al pincharse.
—Ya hablaremos de ese libro que me pediste. —Esta vez Makoto miró a Datsue, mucho más seria de lo normal—. Pero no creo que estés preparado… por el momento.
»¡En fin, no os hago perder más tiempo, chicos! ¡Buena suerte en la misión!
Los ojos de Datsue se quedaron clavados en la espalda de su antigua sensei, mientras ésta se alejaba junto a su hija —que no paraba de sacarle la lengua a Datsue— calle arriba. No había conseguido su objetivo, pero tampoco había fracasado de forma rotunda. La próxima vez, tan solo debía usar argumentos más… convincentes.
—Estudiar es aburrido —sentenció, y de pronto pareció perder todo el interés por Akame. Ahora jugaba con Datsue, o más bien con su pelo, deshaciéndole el moño para hacerle otro más apropiado a su gusto.
Paralelamente, la conversación entre Eri y Makoto continuaba.
—¡Una misión! —exclamaba ella, sorprendida pero entusiasta—. ¡Y yo aquí haciéndoos perder el tiempo! —tomó a la pequeña y la depositó en el suelo, entre protestas de la niña, de las cuales hizo caso omiso. Luego, alcanzó las bolsas que Datsue portaba.
Pese a que el Uchiha parecía querer protestar, finalmente cerró la boca. Tenía marcas blancas en las palmas de las manos, allí donde el plástico de la bolsa concentró todo su peso, y las abrió y cerró, aliviado de que la sangre ya circulase libremente por sus venas. Makoto, no obstante, las cogió con tal simpleza que parecían ir vacías.
Fue entonces cuando Eri preguntó a su antigua sensei qué le traía por allí.
—Venía de hacer las compras cuando me encontré con Datsue-kun e insistió en llevarme las bolsas. Ya sabes lo amable que es cuando quiere…
El Uchiha infló el pecho como un pavo real, lleno de orgullo ante el cumplido.
—…conseguir algo a cambio.
Y tan pronto como se llenó, se vacío como un globo de aire al pincharse.
—Ya hablaremos de ese libro que me pediste. —Esta vez Makoto miró a Datsue, mucho más seria de lo normal—. Pero no creo que estés preparado… por el momento.
»¡En fin, no os hago perder más tiempo, chicos! ¡Buena suerte en la misión!
Los ojos de Datsue se quedaron clavados en la espalda de su antigua sensei, mientras ésta se alejaba junto a su hija —que no paraba de sacarle la lengua a Datsue— calle arriba. No había conseguido su objetivo, pero tampoco había fracasado de forma rotunda. La próxima vez, tan solo debía usar argumentos más… convincentes.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado