2/10/2017, 22:42
El Uchiha sacudió la cabeza, saliendo de su ensimismamiento, cuando Akame les mostró el pergamino de la misión. Ya habría tiempo de pensar en cómo conseguir que Makoto le prestase aquel libro sobre Fundamentos Prohibidos del Juuinjutsu. Ahora tocaba centrarse en lo verdaderamente importante: la pasta.
—Y tanto que nos conocemos —respondió, ante la inteligente apreciación de Akame de que él y Eri ya se conocían. Entonces miró a la kunoichi, a quien todavía no había saludado debidamente—. ¿Qué tal te va, Eri-chan? ¡Con todo el rollo del Torneo hace mil que no te veo! —exclamó, con cierta amargura en el tono de su voz. No era la chica con la que más se había llevado dentro de clase, pero ciertamente le caía bien. «Mierda, y se me olvidó devolverle el libro que le pedí prestado sobre Fundamentos Avanzados de Fūinjutsu. Espero que ella también se haya olvidado…»
Pero ya tendrían tiempo para ponerse al día. De hecho, podrían aprovechar en el viaje, pues al parecer les tocaba desplazarse bastante. Hasta el sur de los Herreros, concretamente. «Eso quiere decir que pasaremos la noche fuera. Fiuu… Menos mal que me acordé en el último momento de…»
—¿Supongo que sigues con la costumbre de sellarte la mochila en tu propio cuerpo, Datsue-kun?
El Uchiha sonrió con suficiencia.
—¡Ja! Puede que sea Datsue el Intrépido, pero de vez en cuando también soy previsor. ¡Pues claro que la tengo sellada! —exclamó, dándose una palmada en el hombro, allí donde había sellado la mochila—. Una vez que pruebas estas comodidades, no hay vuelta atrás —miró a Eri, y a la pesada mochila que cargaba sobre sus hombros—. Deberías probarlo, Eri. Yo me he ahorrado muchos dolores de espalda —le aconsejó. Sabía muy bien que Eri era capaz de aquello y mucho más. Era una Uzumaki, después de todo.
—Y tanto que nos conocemos —respondió, ante la inteligente apreciación de Akame de que él y Eri ya se conocían. Entonces miró a la kunoichi, a quien todavía no había saludado debidamente—. ¿Qué tal te va, Eri-chan? ¡Con todo el rollo del Torneo hace mil que no te veo! —exclamó, con cierta amargura en el tono de su voz. No era la chica con la que más se había llevado dentro de clase, pero ciertamente le caía bien. «Mierda, y se me olvidó devolverle el libro que le pedí prestado sobre Fundamentos Avanzados de Fūinjutsu. Espero que ella también se haya olvidado…»
Pero ya tendrían tiempo para ponerse al día. De hecho, podrían aprovechar en el viaje, pues al parecer les tocaba desplazarse bastante. Hasta el sur de los Herreros, concretamente. «Eso quiere decir que pasaremos la noche fuera. Fiuu… Menos mal que me acordé en el último momento de…»
—¿Supongo que sigues con la costumbre de sellarte la mochila en tu propio cuerpo, Datsue-kun?
El Uchiha sonrió con suficiencia.
—¡Ja! Puede que sea Datsue el Intrépido, pero de vez en cuando también soy previsor. ¡Pues claro que la tengo sellada! —exclamó, dándose una palmada en el hombro, allí donde había sellado la mochila—. Una vez que pruebas estas comodidades, no hay vuelta atrás —miró a Eri, y a la pesada mochila que cargaba sobre sus hombros—. Deberías probarlo, Eri. Yo me he ahorrado muchos dolores de espalda —le aconsejó. Sabía muy bien que Eri era capaz de aquello y mucho más. Era una Uzumaki, después de todo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado