3/10/2017, 10:05
—Venía de hacer las compras cuando me encontré con Datsue-kun e insistió en llevarme las bolsas. Ya sabes lo amable que es cuando quiere conseguir algo a cambio.
«No ha cambiado nada en todo este tiempo...»
Negó con la cabeza ante descubrir el por qué Datsue andaba ayudando a Makoto, sin embargo poco más duró la conversación pues Makoto y su hija pronto se despidieron y Eri movió la mano a modo de despedida, así dejaron a los tres genin solos, pudiendo comenzar la misión como era debido.
—Gracias, Akame-san —agradeció cuando el chico habló, ya que había ido él mismo a recoger el pergamino de la misión.
Y tanto que nos conocemos —respondió Datsue y Eri arqueó una ceja a modo de duda—. ¿Qué tal te va, Eri-chan? ¡Con todo el rollo del Torneo hace mil que no te veo!
—¡Es cierto, ambos participasteis! —exclamó la joven con emoción—. Pero ahora estáis aquí y tú —señaló a Datsue—, me debes todavía un libro.
Luego entrecerró los ojos, pero tampoco le corría prisa aquel asunto, ese libro ya lo había leído y tampoco era que lo necesitase. Suspiró y volvió a abrir los ojos de manera normal a la vez que el otro Uchiha desplegaba el pergamino de la misión. Ella se acercó lo suficiente para poder leerlo con claridad. Tendrían que ir a Ichiban, eso quedaba a un trecho de su propia villa —como bien acababa de decir su compañero Akame—, para, al parecer; desencantar una casa "hechizada". ¿De verdad existían casas así?
Sin embargo antes de tener la oportunidad de poder comentar nada, Datsue volvió a hacer gala de su inmensa inteligencia al haberse sellado la mochila en sí mismo. Eri solo pudo alcanzar a negar la cabeza de nuevo.
—No deberías vivir siempre de tus habilidades, Datsue-san; ¿y si tuvieses un accidente? —respondió la joven claramente ofendida, ofendida, claro, ¡porque a ella no se le había ocurrido! Estaba tan acostumbrada a vivir de forma normal que aquellas ideas prácticas no venían a su mente.
«No ha cambiado nada en todo este tiempo...»
Negó con la cabeza ante descubrir el por qué Datsue andaba ayudando a Makoto, sin embargo poco más duró la conversación pues Makoto y su hija pronto se despidieron y Eri movió la mano a modo de despedida, así dejaron a los tres genin solos, pudiendo comenzar la misión como era debido.
—Gracias, Akame-san —agradeció cuando el chico habló, ya que había ido él mismo a recoger el pergamino de la misión.
Y tanto que nos conocemos —respondió Datsue y Eri arqueó una ceja a modo de duda—. ¿Qué tal te va, Eri-chan? ¡Con todo el rollo del Torneo hace mil que no te veo!
—¡Es cierto, ambos participasteis! —exclamó la joven con emoción—. Pero ahora estáis aquí y tú —señaló a Datsue—, me debes todavía un libro.
Luego entrecerró los ojos, pero tampoco le corría prisa aquel asunto, ese libro ya lo había leído y tampoco era que lo necesitase. Suspiró y volvió a abrir los ojos de manera normal a la vez que el otro Uchiha desplegaba el pergamino de la misión. Ella se acercó lo suficiente para poder leerlo con claridad. Tendrían que ir a Ichiban, eso quedaba a un trecho de su propia villa —como bien acababa de decir su compañero Akame—, para, al parecer; desencantar una casa "hechizada". ¿De verdad existían casas así?
Sin embargo antes de tener la oportunidad de poder comentar nada, Datsue volvió a hacer gala de su inmensa inteligencia al haberse sellado la mochila en sí mismo. Eri solo pudo alcanzar a negar la cabeza de nuevo.
—No deberías vivir siempre de tus habilidades, Datsue-san; ¿y si tuvieses un accidente? —respondió la joven claramente ofendida, ofendida, claro, ¡porque a ella no se le había ocurrido! Estaba tan acostumbrada a vivir de forma normal que aquellas ideas prácticas no venían a su mente.