3/10/2017, 16:40
(Última modificación: 3/10/2017, 16:41 por Uchiha Akame.)
Akame apretó los puños, cerrados en torno a las correas de su cinturón, nada más Datsue empezó a hablar. El Uchiha agachó la cabeza ligeramente, bajando la mirada, mientras sus mandíbulas temblaban de la tensión. No se volteó al instante hecho una furia ni tampoco atacó a su compañero de Aldea. Le dejó hablar, explayarse. Quería oírlo, quería oír de su propia boca los motivos que le habían llevado a hacer semejante cosa. Y lo que escuchó le decepcionó de soberana manera.
—Después de todo, todavía no has entendido nada... —masculló entre dientes, con la ira permeando su voz.
De repente se dio media vuelta, con el Sharingan brillando en sus ojos con un destello de furia. Pero no se movió del sitio, como si le hubieran anclado los pies a la pista de entrenamiento con dos bloques de piedra. Había dejado caer los brazos y mantenía apretados los puños. Parecía un depredador a punto de saltar, de caer en un frenesí de sangre y rabia... Pero no hizo nada más que soltar una carcajada seca como la de un perro.
—¿Crees que me importa una mierda lo que penséis? —y luego repitió, gritando a viva voz y rompiendo el silencio—. ¿¡Crees que me importa una mierda lo que penséis!?
El Uchiha se agarró la bandana con una mano y, de un tirón, la arrancó de su frente. La placa metálica reflejó un momento los rayos de Sol cuando Akame la levantó ante la vista de Datsue.
—¿Crees que tu ofensa se ha quedado en eso? ¿En mí? No es a Uchiha Akame al que has insultado, sino a esto. ¡A esto! —agregó, gritando otra vez mientras alzaba ambos brazos para abarcar todo el paisaje de la Academia a su alrededor—. ¡Has ensuciado el nombre de Uzushiogakure, has escupido en las enseñanzas de cada uno de nuestros profesores, has mancillado el significado de esta bandana, has traicionado la confianza de tus compañeros shinobi! ¡Has difamado a una antigua compañera!
»Y, lo que es más importante... Has tenido los santos cojones de cagarte en la memoria de Uchiha Haskoz. Un buen shinobi, un buen uzujin... Un buen amigo. ¿Cómo te atreves a ensuciar el nombre de un ninja al que tú jamás podrías soñar siquiera con igualar?
Akame carraspeó y escupió un gargajo directo al hueco que había entre las piernas de Datsue.
—Eres una jodida vergüenza para la Aldea. Largo de aquí —le espetó, tan hiriente como fue capaz, para luego volver a darse la vuelta y anudarse la bandana en la frente.
—Después de todo, todavía no has entendido nada... —masculló entre dientes, con la ira permeando su voz.
De repente se dio media vuelta, con el Sharingan brillando en sus ojos con un destello de furia. Pero no se movió del sitio, como si le hubieran anclado los pies a la pista de entrenamiento con dos bloques de piedra. Había dejado caer los brazos y mantenía apretados los puños. Parecía un depredador a punto de saltar, de caer en un frenesí de sangre y rabia... Pero no hizo nada más que soltar una carcajada seca como la de un perro.
—¿Crees que me importa una mierda lo que penséis? —y luego repitió, gritando a viva voz y rompiendo el silencio—. ¿¡Crees que me importa una mierda lo que penséis!?
El Uchiha se agarró la bandana con una mano y, de un tirón, la arrancó de su frente. La placa metálica reflejó un momento los rayos de Sol cuando Akame la levantó ante la vista de Datsue.
—¿Crees que tu ofensa se ha quedado en eso? ¿En mí? No es a Uchiha Akame al que has insultado, sino a esto. ¡A esto! —agregó, gritando otra vez mientras alzaba ambos brazos para abarcar todo el paisaje de la Academia a su alrededor—. ¡Has ensuciado el nombre de Uzushiogakure, has escupido en las enseñanzas de cada uno de nuestros profesores, has mancillado el significado de esta bandana, has traicionado la confianza de tus compañeros shinobi! ¡Has difamado a una antigua compañera!
»Y, lo que es más importante... Has tenido los santos cojones de cagarte en la memoria de Uchiha Haskoz. Un buen shinobi, un buen uzujin... Un buen amigo. ¿Cómo te atreves a ensuciar el nombre de un ninja al que tú jamás podrías soñar siquiera con igualar?
Akame carraspeó y escupió un gargajo directo al hueco que había entre las piernas de Datsue.
—Eres una jodida vergüenza para la Aldea. Largo de aquí —le espetó, tan hiriente como fue capaz, para luego volver a darse la vuelta y anudarse la bandana en la frente.