3/10/2017, 20:59
Para su desgracia, Eri no se había olvidado. A la menor oportunidad le recordó que todavía le debía un libro, y éste abrió mucho los ojos, como si él sí se hubiese olvidado.
—¡Es cierto! ¡Se me había pasado completamente! —exclamó, llevándose una mano a la nuca—. Vaya desastre estoy hecho. A la vuelta te lo doy —le aseguró, con voz seria.
Luego, tras revelar a Akame que en efecto llevaba la mochila sellada al hombro, se preguntó por qué Eri no había hecho lo mismo, siendo ella también una especialista en sellados. Su respuesta fue de lo más sorprendente:
—No deberías vivir siempre de tus habilidades, Datsue-san; ¿y si tuvieses un accidente?
—Ehmm… Pues… ¿Qué? —Cuando alcanzó a creer entender lo que había querido decir, ya era demasiado tarde para responder.
El Planicie del Silencio era un lugar monótono, aburrido y, como su propio nombre indicaba, tremendamente silencioso. O lo hubiese sido, de no haber estado Datsue atravesándolo.
El Uchiha, que cuando cogía carrerilla no había quien lo parase, les había estado hablando sobre uno de sus temas favoritos: los Ribereños del Sur. Les advirtió que era una pequeña y taimada localidad al sur del Río del Árbol Sagrado, y les explicó que allí vivían hombres, mujeres y niños de la peor calaña, cuyas lenguas eran más venenosas que la más mortífera de las serpientes. Les dio consejos sobre cómo reconocer a los lugareños, y cómo evitar caer en sus engaños.
Luego, cuando se detuvieron a descansar en una pequeña taberna para reponer energías, la conversación dejó de ser monopolizada por Datsue, cobrando un tono más desenfadado y ameno. Fue entonces cuando el Uchiha sacó a relucir todo el repertorio de chistes sobre los kusareños, e incluso se atrevió a cantarles —pese a las protestas de Akame, que decía que no podían perder más tiempo— Kusareño de Primavera y La Kusareña, dos canciones que hablaban sobre el desamor sufrido por un kusareño al enamorarse de una uzureña y una kusareña, respectivamente.
Más adelante, sin embargo, Akame exigió apurar el ritmo para recuperar el tiempo perdido, y Datsue, agotado, no volvió a abrir la boca más allá de lo necesario.
—¡Es cierto! ¡Se me había pasado completamente! —exclamó, llevándose una mano a la nuca—. Vaya desastre estoy hecho. A la vuelta te lo doy —le aseguró, con voz seria.
Luego, tras revelar a Akame que en efecto llevaba la mochila sellada al hombro, se preguntó por qué Eri no había hecho lo mismo, siendo ella también una especialista en sellados. Su respuesta fue de lo más sorprendente:
—No deberías vivir siempre de tus habilidades, Datsue-san; ¿y si tuvieses un accidente?
—Ehmm… Pues… ¿Qué? —Cuando alcanzó a creer entender lo que había querido decir, ya era demasiado tarde para responder.
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El Planicie del Silencio era un lugar monótono, aburrido y, como su propio nombre indicaba, tremendamente silencioso. O lo hubiese sido, de no haber estado Datsue atravesándolo.
El Uchiha, que cuando cogía carrerilla no había quien lo parase, les había estado hablando sobre uno de sus temas favoritos: los Ribereños del Sur. Les advirtió que era una pequeña y taimada localidad al sur del Río del Árbol Sagrado, y les explicó que allí vivían hombres, mujeres y niños de la peor calaña, cuyas lenguas eran más venenosas que la más mortífera de las serpientes. Les dio consejos sobre cómo reconocer a los lugareños, y cómo evitar caer en sus engaños.
Luego, cuando se detuvieron a descansar en una pequeña taberna para reponer energías, la conversación dejó de ser monopolizada por Datsue, cobrando un tono más desenfadado y ameno. Fue entonces cuando el Uchiha sacó a relucir todo el repertorio de chistes sobre los kusareños, e incluso se atrevió a cantarles —pese a las protestas de Akame, que decía que no podían perder más tiempo— Kusareño de Primavera y La Kusareña, dos canciones que hablaban sobre el desamor sufrido por un kusareño al enamorarse de una uzureña y una kusareña, respectivamente.
Más adelante, sin embargo, Akame exigió apurar el ritmo para recuperar el tiempo perdido, y Datsue, agotado, no volvió a abrir la boca más allá de lo necesario.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado