3/10/2017, 22:22
(Última modificación: 5/10/2017, 16:35 por Uchiha Akame.
Razón: Olvidé los daños XD
)
«Es rápido».
Datsue avanzó como un rayo y adelantó su mano libre para golpear la garganta de Akame a una velocidad inesperadamente alta. «Es lo mismo que intentó hacer Daruu-kun... ¡No te va a salir mucho mejor que a él!» El Uchiha lo vio con su Sharingan y echó la cabeza hacia atrás para esquivar el golpe, escupiendo una ráfaga de ardientes cenizas hacia arriba al tiempo que agarraba firmemente con su mano diestra la muñeca de Datsue.
El Intrépido trató entonces de propinarle un rodillazo en los pendientes reales, pero Akame previó la imagen del golpe. Con un paso rápido se apartó, girando hacia su derecha mientras tiraba —ahora con ambas manos— del brazo aprisionado de Datsue y encorvaba la espalda. El resultado, esperaba Akame, sería una más que decente llave que catapultaría a su oponente por encima de él, dando finalmente con los huesos de Datsue en el suelo de la pista de entrenamiento.
Rápidamente y sin dar opción a tregua alguna, Akame retrocedió con pasos rápidos mientras entrelazaba las manos en el sello de la Serpiente.
—Fuda... Kassei-ka.
Aquel sencillo comando bastaría para hacer detonar el sello explosivo que había adherido al brazo de Datsue al hacerle la llave con su mano zurda. Se había asegurado de pegárselo en el antebrazo, no muy cerca ni del codo ni de la muñeca, para evitar lesiones permanentes. No obstante, si su táctica tenía éxito, su rival se llevaría una explosión de órdago en pleno brazo.
Datsue avanzó como un rayo y adelantó su mano libre para golpear la garganta de Akame a una velocidad inesperadamente alta. «Es lo mismo que intentó hacer Daruu-kun... ¡No te va a salir mucho mejor que a él!» El Uchiha lo vio con su Sharingan y echó la cabeza hacia atrás para esquivar el golpe, escupiendo una ráfaga de ardientes cenizas hacia arriba al tiempo que agarraba firmemente con su mano diestra la muñeca de Datsue.
El Intrépido trató entonces de propinarle un rodillazo en los pendientes reales, pero Akame previó la imagen del golpe. Con un paso rápido se apartó, girando hacia su derecha mientras tiraba —ahora con ambas manos— del brazo aprisionado de Datsue y encorvaba la espalda. El resultado, esperaba Akame, sería una más que decente llave que catapultaría a su oponente por encima de él, dando finalmente con los huesos de Datsue en el suelo de la pista de entrenamiento.
Rápidamente y sin dar opción a tregua alguna, Akame retrocedió con pasos rápidos mientras entrelazaba las manos en el sello de la Serpiente.
—Fuda... Kassei-ka.
Aquel sencillo comando bastaría para hacer detonar el sello explosivo que había adherido al brazo de Datsue al hacerle la llave con su mano zurda. Se había asegurado de pegárselo en el antebrazo, no muy cerca ni del codo ni de la muñeca, para evitar lesiones permanentes. No obstante, si su táctica tenía éxito, su rival se llevaría una explosión de órdago en pleno brazo.