16/10/2017, 19:58
—Exacto —dijo Datsue, reafirmando la opinión de Akame. Más por no quedarse callado que por otra cosa. Como de nuevo no encontraba nada de interés que agregar, no añadió nada más.
La hendidura que había en el entrecejo de Raito se hundió todavía un poco más.
—Os quedáis de nuevo en la superficie —dijo, y el tono de su voz sonó a reprimenda—. La palabra camarada, la inventamos los Uchiha. Hyūgas, Senjus, Uzumakis… todos ellos se apropiaron del término. Incluso algunos creen que fue su estirpe quien engendró la expresión… —negó con la cabeza—. Se equivocan. De haberlo hecho, sabrían el origen de la palabra.
«Oh, no… No me digas que ahora vas a contarnos una de esas historias en las que los Uchiha se sacan el rabo para que el resto se lo coman. Una de esas que tanto le gustan a Akame» Por desgracia, no iba muy desencaminado.
—La palabra viene de cámara —enseñó la palma de una mano—, es decir, habitación, y de ada —cerró en un puño la otra mano—, que indica conjunto. —Entonces envolvió el puño con la mano que tenía abierta—. O lo que es lo mismo, compartir una cámara.
«¡Me abuuurroooo!»
—Veréis, hace mucho tiempo, antes incluso de que se formasen las primeras Villas, los ninjas se agrupaban mayoritariamente por clanes, librando las guerras de los Señores Feudales según lo que les pagasen. Esto ya lo sabréis de la academia —dijo, y Datsue asintió, dándole la razón----, pero lo que seguramente no sepáis, es que nuestro clan, el Uchiha, tenía un modo curioso de dividir su ejército. Hacían la camareta —les reveló. Al menos para Datsue, era la primera vez que oía aquel vocablo—. Es decir, se juntaban entre ocho y diez, juraban lealtad y compromiso para con el camarada, y vivían todos juntos en una cámara. Compartían los gastos, las comidas, las penurias… Así que, cuando el líder invocaba a una camarada para alguna misión, no llamaba a ocho personas… sino a un grupo. Unido. Fuerte. Con lazos que iban más allá del patriotismo. Ese fue el verdadero motivo de que nuestro clan fuese tan temido en el pasado. No por nuestro poder, sino precisamente por eso. Sí —se reafirmó, como si intuyese que los gennin no fuesen a creerle—. ¿Sabéis por qué? Porque los demás luchaban por dinero; por simple obediencia; por ideales que muchos ni siquiera llegaban a comprender… Nosotros, en el medio de la refriega, lo hacíamos por el camarada que teníamos al lado. Por esa persona que con la que habíamos compartido la vida durante tanto tiempo —hizo un ademán—. Hay muchas anécdotas que podría contaros al respecto, pero iré al grano.
»Cuando se formaron las Villas, parte de esa camaradería se perdió. Se transformó, mejor dicho. Evolucionó. Dejamos de compartir a un nivel tan íntimo. Pero en Uzu quisimos tratar de mantener esa vieja costumbre. ¿Por qué creéis que la mayoría de los alumnos de la academia son inquilinos? Podrían vivir perfectamente en casa de sus padres, como creo hacen en el resto de Villas. Pero no es así. Y no es así porque se trató de replicar esos lazos creados en el clan Uchiha, haciendo que cada promoción compartiese una misma vivienda. Un mismo techo bajo el que dormir. Que desayunasen, comiesen y cenasen juntos. Que compartiesen experiencias —suspiró—. En la mayoría de los casos, se ha creado el efecto deseado…
»Con vosotros, en cambio, se ve que no. Así que probaremos medidas más... extremas. —Su mirada se endureció por un momento, y Datsue creyó que algo muy malo estaba a punto de ocurrir—. Extended vuestras manos.
Cuando los gennin obedecieron, el jōnin descubrió sus manos —hasta ahora tras su espalda—, y apresó con una esposa las muñecas de los jóvenes. Un lado de la esposa atrapó la muñeca derecha de Akame; la otra, la izquierda de Datsue. Curiosamente, los mismos lados donde meses más tarde recibirían el Vínculo de Sangre…
—No os lo toméis como vuestro castigo, sino como vuestra… rehabilitación —resopló, como si no estuviese acostumbrado a hablar tanto de seguido—. Creo que está bastante claro todo. Si tenéis alguna duda, es el momento.
Datsue se había quedado tan a cuadros que tan solo fue capaz de abrir la boca, emitiendo un extraño sonido con la garganta. ¿Cómo que claro? ¿Qué es lo que estaba claro? ¿Qué era lo que se suponía que tenían que hacer con… aquello?
«La madre que me parió… ¿No me digas qué…?»
La hendidura que había en el entrecejo de Raito se hundió todavía un poco más.
—Os quedáis de nuevo en la superficie —dijo, y el tono de su voz sonó a reprimenda—. La palabra camarada, la inventamos los Uchiha. Hyūgas, Senjus, Uzumakis… todos ellos se apropiaron del término. Incluso algunos creen que fue su estirpe quien engendró la expresión… —negó con la cabeza—. Se equivocan. De haberlo hecho, sabrían el origen de la palabra.
«Oh, no… No me digas que ahora vas a contarnos una de esas historias en las que los Uchiha se sacan el rabo para que el resto se lo coman. Una de esas que tanto le gustan a Akame» Por desgracia, no iba muy desencaminado.
—La palabra viene de cámara —enseñó la palma de una mano—, es decir, habitación, y de ada —cerró en un puño la otra mano—, que indica conjunto. —Entonces envolvió el puño con la mano que tenía abierta—. O lo que es lo mismo, compartir una cámara.
«¡Me abuuurroooo!»
—Veréis, hace mucho tiempo, antes incluso de que se formasen las primeras Villas, los ninjas se agrupaban mayoritariamente por clanes, librando las guerras de los Señores Feudales según lo que les pagasen. Esto ya lo sabréis de la academia —dijo, y Datsue asintió, dándole la razón----, pero lo que seguramente no sepáis, es que nuestro clan, el Uchiha, tenía un modo curioso de dividir su ejército. Hacían la camareta —les reveló. Al menos para Datsue, era la primera vez que oía aquel vocablo—. Es decir, se juntaban entre ocho y diez, juraban lealtad y compromiso para con el camarada, y vivían todos juntos en una cámara. Compartían los gastos, las comidas, las penurias… Así que, cuando el líder invocaba a una camarada para alguna misión, no llamaba a ocho personas… sino a un grupo. Unido. Fuerte. Con lazos que iban más allá del patriotismo. Ese fue el verdadero motivo de que nuestro clan fuese tan temido en el pasado. No por nuestro poder, sino precisamente por eso. Sí —se reafirmó, como si intuyese que los gennin no fuesen a creerle—. ¿Sabéis por qué? Porque los demás luchaban por dinero; por simple obediencia; por ideales que muchos ni siquiera llegaban a comprender… Nosotros, en el medio de la refriega, lo hacíamos por el camarada que teníamos al lado. Por esa persona que con la que habíamos compartido la vida durante tanto tiempo —hizo un ademán—. Hay muchas anécdotas que podría contaros al respecto, pero iré al grano.
»Cuando se formaron las Villas, parte de esa camaradería se perdió. Se transformó, mejor dicho. Evolucionó. Dejamos de compartir a un nivel tan íntimo. Pero en Uzu quisimos tratar de mantener esa vieja costumbre. ¿Por qué creéis que la mayoría de los alumnos de la academia son inquilinos? Podrían vivir perfectamente en casa de sus padres, como creo hacen en el resto de Villas. Pero no es así. Y no es así porque se trató de replicar esos lazos creados en el clan Uchiha, haciendo que cada promoción compartiese una misma vivienda. Un mismo techo bajo el que dormir. Que desayunasen, comiesen y cenasen juntos. Que compartiesen experiencias —suspiró—. En la mayoría de los casos, se ha creado el efecto deseado…
»Con vosotros, en cambio, se ve que no. Así que probaremos medidas más... extremas. —Su mirada se endureció por un momento, y Datsue creyó que algo muy malo estaba a punto de ocurrir—. Extended vuestras manos.
Cuando los gennin obedecieron, el jōnin descubrió sus manos —hasta ahora tras su espalda—, y apresó con una esposa las muñecas de los jóvenes. Un lado de la esposa atrapó la muñeca derecha de Akame; la otra, la izquierda de Datsue. Curiosamente, los mismos lados donde meses más tarde recibirían el Vínculo de Sangre…
—No os lo toméis como vuestro castigo, sino como vuestra… rehabilitación —resopló, como si no estuviese acostumbrado a hablar tanto de seguido—. Creo que está bastante claro todo. Si tenéis alguna duda, es el momento.
Datsue se había quedado tan a cuadros que tan solo fue capaz de abrir la boca, emitiendo un extraño sonido con la garganta. ¿Cómo que claro? ¿Qué es lo que estaba claro? ¿Qué era lo que se suponía que tenían que hacer con… aquello?
«La madre que me parió… ¿No me digas qué…?»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado