16/10/2017, 21:18
Akame escuchó con atención la historia que les contaba Raito. Era uno de esa clase de relatos que al mayor de los dos Uchiha le apasionaban, sabias enseñanzas sobre la historia de su clan cuyo valor no era solo histórico y cultural sino también táctico. El Uchiha asintió varias veces durante la historia, claramente complacido por el ingenio y la astucia de sus antepasados que —como todo el mundo sabía— en la era antigua habían conformado uno de los clanes más poderosos de Oonindo... Antes de que fuese Oonindo.
Sin embargo, conforme la historia iba llegando a su final, Akame fue presagiando que todo aquello no iba a terminar en nada bueno para él. Frunció el ceño cuando Raito les dijo que ellos dos habían sido un fracaso de la camaradería, y todavía más cuando les pidió extender la mano.
«¿Qué cojones...?»
Se le pusieron los ojos como platos cuando oyó el característico clic de las esposas al cerrarse. «¿¡Pero qué mierda es esta!?» Quiso gritar, rugir de furia y hasta golpear a aquel jōnin. Pegarle puñetazos en la cara hasta dejársela todavía peor de lo que ya la tenía, destrozarle los dientes de una pedrada y...
—¿Cuándo seremos libres? —escupió sin tapujos Akame cuando aquel maquiavélico hombre les ofreció preguntar.
Sin embargo, conforme la historia iba llegando a su final, Akame fue presagiando que todo aquello no iba a terminar en nada bueno para él. Frunció el ceño cuando Raito les dijo que ellos dos habían sido un fracaso de la camaradería, y todavía más cuando les pidió extender la mano.
«¿Qué cojones...?»
Se le pusieron los ojos como platos cuando oyó el característico clic de las esposas al cerrarse. «¿¡Pero qué mierda es esta!?» Quiso gritar, rugir de furia y hasta golpear a aquel jōnin. Pegarle puñetazos en la cara hasta dejársela todavía peor de lo que ya la tenía, destrozarle los dientes de una pedrada y...
—¿Cuándo seremos libres? —escupió sin tapujos Akame cuando aquel maquiavélico hombre les ofreció preguntar.