17/10/2017, 22:07
(Última modificación: 17/10/2017, 22:08 por Inuzuka Nabi.)
Dos cosas, única y exclusivamente había dos cosas en este mundo que no soportaba. La impuntualidad y irresponsabilidad. Y como casi siempre esas dos cosas iban ligadas cuando se cabreaba siempre lo hacía de forma extrema.
La mujer bajaría el arma y la mirada, Keisuke vería que murmuraba algo para sí, Mogura podría intuir que decía algo que contenía un "lo siento" y Karamaru tendría suerte si podía verle los labios desde donde estaba.
Acto seguido les dio la espalda y empezó a andar en dirección contraria. Antes de que pudiesen siquiera sacar una conclusión de qué estaba pasando Keisuke y Karamaru verían a esa misma mujer aparecer tras Mogura espada en mano. Mogura solo sentiría el filo atravesandole el pecho lentamente.
Cuando sus compañeros comprendiensen lo que estaba pasando dos clones aparecerían por sus laterales y con la misma arma les clavarían un pie en el suelo a cada uno. El dolor que sentían los tres era algo inimaginable, muchisimo más punzante y ardiente del que habían sentido nunca. Especialmente Mogura, que le estaba saliendo la katana por la parte delantera del pecho.
— ¡Un médico que llega tarde es un médico inutil!
Las tres hablarían al mismo tiempo y acto seguido sacarían las katanas, dejando al trio de genin sin respiración y de vuelta en la realidad, donde nadie se había movido de su sitio y la katana estaba impoluta. La única diferencia es que ahora el pergamino estaba en manos de la desconocida y sus ojos de un color anaranjado, que recordaba al fuego e incluso parecía tener chispas en el propio iris, estaban clavados con fiereza en Mogura.
— Seguidme ¡y rapidito que hay un montón de heridos!
Se dio la vuelta y empezó a andar en dirección contraria a donde habían aparecido los genins, igual eso les traia malos recuerdos pero deberían espabilarse porque si la hacían pararse a esperar... bueno, acababan de vivir lo que iba a pasar.
Keisuke y Karamaru sentirían una incomodidad fuerte en el pie izquierdo y derecho respectivamente. Sin embargo, el que peor lo llevaría era Mogura que necesitaria unos segundos para volver a respirar y pensar con normalidad. Por suerte para él, era daño psicologico y ese lo manejaba mejor que el daño físico.
La mujer bajaría el arma y la mirada, Keisuke vería que murmuraba algo para sí, Mogura podría intuir que decía algo que contenía un "lo siento" y Karamaru tendría suerte si podía verle los labios desde donde estaba.
Acto seguido les dio la espalda y empezó a andar en dirección contraria. Antes de que pudiesen siquiera sacar una conclusión de qué estaba pasando Keisuke y Karamaru verían a esa misma mujer aparecer tras Mogura espada en mano. Mogura solo sentiría el filo atravesandole el pecho lentamente.
Cuando sus compañeros comprendiensen lo que estaba pasando dos clones aparecerían por sus laterales y con la misma arma les clavarían un pie en el suelo a cada uno. El dolor que sentían los tres era algo inimaginable, muchisimo más punzante y ardiente del que habían sentido nunca. Especialmente Mogura, que le estaba saliendo la katana por la parte delantera del pecho.
— ¡Un médico que llega tarde es un médico inutil!
Las tres hablarían al mismo tiempo y acto seguido sacarían las katanas, dejando al trio de genin sin respiración y de vuelta en la realidad, donde nadie se había movido de su sitio y la katana estaba impoluta. La única diferencia es que ahora el pergamino estaba en manos de la desconocida y sus ojos de un color anaranjado, que recordaba al fuego e incluso parecía tener chispas en el propio iris, estaban clavados con fiereza en Mogura.
— Seguidme ¡y rapidito que hay un montón de heridos!
Se dio la vuelta y empezó a andar en dirección contraria a donde habían aparecido los genins, igual eso les traia malos recuerdos pero deberían espabilarse porque si la hacían pararse a esperar... bueno, acababan de vivir lo que iba a pasar.
Keisuke y Karamaru sentirían una incomodidad fuerte en el pie izquierdo y derecho respectivamente. Sin embargo, el que peor lo llevaría era Mogura que necesitaria unos segundos para volver a respirar y pensar con normalidad. Por suerte para él, era daño psicologico y ese lo manejaba mejor que el daño físico.