18/10/2017, 15:25
El tabernero le plantó a los dos muchachos recién llegados sendos platos de tostadas con cerdo curado y aceite, además de sus bebidas —cerveza para Datsue, un líquido marrón y espeso que no olía demasiado bien—. Akame les dedicó una inclinación de cabeza a modo de saludo y luego empezó a devorar su propio desayuno. Pese al aspecto de la comida, el Uchiha no tardó en comprobar que —igual que le había pasado con la cena de la noche anterior— aquello sabía mejor de lo que aparentaba. El pan era esponjoso y muy sabroso, nada que ver con el de Uzushiogakure, y el jamón estaba delicioso.
Una vez hubieron terminado, Akame se recostó en la silla y apuró su té.
—¿Habéis dormido bien? Mis sábanas picaban un cojón —agregó, un tanto molesto—. Como sea, deberíamos ponernos en camino pronto. Primero deberíamos preguntar por la dirección del señor Takeda.
El Uchiha se levantó, ajustándose la correa de cuero que mantenía sujeta su espada a la espalda, cruzada y con la empuñadura sobresaliendo por su hombro derecho. En el cinturón llevaba su portaobjetos. Por lo demás, su atuendo era de lo más común; camiseta de mangas largas y cuello alto de color negro, pantalones de tonalidad arena y botas altas de shinobi, negras.
Una vez hubieron terminado, Akame se recostó en la silla y apuró su té.
—¿Habéis dormido bien? Mis sábanas picaban un cojón —agregó, un tanto molesto—. Como sea, deberíamos ponernos en camino pronto. Primero deberíamos preguntar por la dirección del señor Takeda.
El Uchiha se levantó, ajustándose la correa de cuero que mantenía sujeta su espada a la espalda, cruzada y con la empuñadura sobresaliendo por su hombro derecho. En el cinturón llevaba su portaobjetos. Por lo demás, su atuendo era de lo más común; camiseta de mangas largas y cuello alto de color negro, pantalones de tonalidad arena y botas altas de shinobi, negras.