2/11/2017, 21:27
El calvo, sin tiempo que perder, apuró y se dirigió a los guardias para preguntar por su compañera de tareas. Apuró tanto, que ni llegó a recordar el nombre de su compañera de viaje antes de preguntar, teniendo que recurrir a sacar el pergamino y leer de éste el nombre de la chica.
Frente a Karamaru había un par de guardias, ambos chunin. El mas cercano a él, y el que mas caso le hizo, era extremadamente delgado. Iba vestido con ropas negras, y tan solo resaltaba entre sus prendas el chaleco militar. Sus ojos eran rasgados a consciencia, e iba repeinado con demasiada gomina, en una cabellera platino. Su piel casi rozaba el mismo tono de color, y una cicatriz marcaba todo su lado izquierdo en el rostro.
—Lo siento chico, no me conozco a todos los genin de la aldea. —contestó mas seco que un gato en verano.
Pero, por suerte o desgracia, Reika había escuchado su nombre de boca del chico al que debía buscar, y sin pensarlo dos veces, se aventuró a preguntar si se trataba de Karamaru. El otro guardia ni se molestó en contestar, se disponía con la mirada fija en el horizonte, observando a quien entraba y quien salía de la aldea. Después de todo, esa era su función.
Frente a Karamaru había un par de guardias, ambos chunin. El mas cercano a él, y el que mas caso le hizo, era extremadamente delgado. Iba vestido con ropas negras, y tan solo resaltaba entre sus prendas el chaleco militar. Sus ojos eran rasgados a consciencia, e iba repeinado con demasiada gomina, en una cabellera platino. Su piel casi rozaba el mismo tono de color, y una cicatriz marcaba todo su lado izquierdo en el rostro.
—Lo siento chico, no me conozco a todos los genin de la aldea. —contestó mas seco que un gato en verano.
Pero, por suerte o desgracia, Reika había escuchado su nombre de boca del chico al que debía buscar, y sin pensarlo dos veces, se aventuró a preguntar si se trataba de Karamaru. El otro guardia ni se molestó en contestar, se disponía con la mirada fija en el horizonte, observando a quien entraba y quien salía de la aldea. Después de todo, esa era su función.