3/11/2017, 21:59
(Última modificación: 3/11/2017, 22:00 por Inuzuka Nabi.)
— Muchas gracias, la verdad que sí, tengo bastante hambre. —
Al oir eso la mujer se apremió en satisfacer a su invitado, poniendole ante él unos segundos más tarde un hermoso plato de arroz con curry. Igual era de mala educación empezara comer él sólo sin esperar siquiera a su pareja shinobi, ni al cliente, ni al anfitrion, ni al hijo del anfitrion ni a la cocinera, pero y lo bien que olía el endemoniado curry...
Una palmada en la espalda lo hizo despejarse de dudas.
— Come, hombre, come. Que esos pueden tardar un buen rato. De todas formas, ¿no erais dos?
____________________________________
La kunoichi se acercó lentamente al establo pensando que el pobre Shin Fu podía estar en problemas, cuando realmente podía ser que él fuese el problema. En cuanto se asomase vería el carro apartado para que no estorbase y los dos hombres hablando al lado del mismo mientras su misterioso anfitrion examinaba aún el contenido de la vasija. Koko podía oir parcialmente la conversación.
— ...nos, podrías haber avisado. Casi me hago pis encima al ver las bandanas.
— Ha sido algo de última hora, no esperaba que...
El ruido del chico echandole comida y agua a los caballos hizo que la kunoichi fuera del todo incapaz de descifrar los retazos de voz que le llegaban. No estaban precisamente cerca de la puerta, así que no se les oia con facilidad, pero tampoco tan lejos como para poder entrar sin problema, además de que la entrada era un pasillo sin ningún sitio para esconderse.
Al oir eso la mujer se apremió en satisfacer a su invitado, poniendole ante él unos segundos más tarde un hermoso plato de arroz con curry. Igual era de mala educación empezara comer él sólo sin esperar siquiera a su pareja shinobi, ni al cliente, ni al anfitrion, ni al hijo del anfitrion ni a la cocinera, pero y lo bien que olía el endemoniado curry...
Una palmada en la espalda lo hizo despejarse de dudas.
— Come, hombre, come. Que esos pueden tardar un buen rato. De todas formas, ¿no erais dos?
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La kunoichi se acercó lentamente al establo pensando que el pobre Shin Fu podía estar en problemas, cuando realmente podía ser que él fuese el problema. En cuanto se asomase vería el carro apartado para que no estorbase y los dos hombres hablando al lado del mismo mientras su misterioso anfitrion examinaba aún el contenido de la vasija. Koko podía oir parcialmente la conversación.
— ...nos, podrías haber avisado. Casi me hago pis encima al ver las bandanas.
— Ha sido algo de última hora, no esperaba que...
El ruido del chico echandole comida y agua a los caballos hizo que la kunoichi fuera del todo incapaz de descifrar los retazos de voz que le llegaban. No estaban precisamente cerca de la puerta, así que no se les oia con facilidad, pero tampoco tan lejos como para poder entrar sin problema, además de que la entrada era un pasillo sin ningún sitio para esconderse.