3/11/2017, 22:32
(Última modificación: 3/11/2017, 22:34 por Inuzuka Nabi.)
Keisuke andaba con cuidado, con mucho cuidado, tanto, que estaba retrasando notablemente la marcha. Hasta que cuando fue a dar un pequeño paso, en vez de suelo solido, atravesó la tensión superficial de una superfície de agua y su pie bajó y bajó sin llegar al final. Para cuando se diese cuenta de que ese lago, o lo que demonios fuera, no tenía fondo, o por lo menos, no alcanzable por su pierna, la propia agua ya no le dejaría salir.
Tendría tiempo de sobra para advertir a su compañero antes de que el estanque tirara de él hasta tragarselo por completo, unos cuantos segundos para articular un par de frases.
Sin embargo, antes de que Mogura pudiese hacer nada como huir, ayudar o rezar a algún dios, sintió una suela de sandalia shinobi en su espalda y voló hasta caer en medio de la masa de agua, que esta vez fue más rápida y absorbió al shinobi de inmediato. La persona misteriosa que había chascó la lengua y siguió preparando las defensas del cuartel.
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Cuando Karamaru se estuviera recuperando del vortice de eventos que estaba viviendo aquel día, algo bastante pesado caería sobre él, aplastandolo contra el suelo. Ese algo pesaba como Keisuke, se quejaba como Keisuke y se llamaba Keisuke. Cuando se quitase a Keisuke de encima, si es que lo hacía, algo más caería encima suyo. Algo más educado pero igual de pesado.
Delante del trio de genins estaba sentado un hombre con chaleco de Amegakure, que le acreditaba como su superior y un pañuelo bandana que le confirmaba como shinobi. Tenía un pelo del mismo color que la paja y aparentemente la misma textura, que le llegaba a la altura del cuello. Sus ojos esmeralda identificaron a los genins en un santiamen y su jefe les sonrió.
— ¡Hola!
Les saludó levantando una mano. Vestía una camiseta de manga larga azul, por debajo del chaleco, y unos pantalones cortos negros, parecía que llevaba varios días con la misma ropa, tenía destrozos varios y suciedad acumulada.
Tendría tiempo de sobra para advertir a su compañero antes de que el estanque tirara de él hasta tragarselo por completo, unos cuantos segundos para articular un par de frases.
Sin embargo, antes de que Mogura pudiese hacer nada como huir, ayudar o rezar a algún dios, sintió una suela de sandalia shinobi en su espalda y voló hasta caer en medio de la masa de agua, que esta vez fue más rápida y absorbió al shinobi de inmediato. La persona misteriosa que había chascó la lengua y siguió preparando las defensas del cuartel.
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Cuando Karamaru se estuviera recuperando del vortice de eventos que estaba viviendo aquel día, algo bastante pesado caería sobre él, aplastandolo contra el suelo. Ese algo pesaba como Keisuke, se quejaba como Keisuke y se llamaba Keisuke. Cuando se quitase a Keisuke de encima, si es que lo hacía, algo más caería encima suyo. Algo más educado pero igual de pesado.
Delante del trio de genins estaba sentado un hombre con chaleco de Amegakure, que le acreditaba como su superior y un pañuelo bandana que le confirmaba como shinobi. Tenía un pelo del mismo color que la paja y aparentemente la misma textura, que le llegaba a la altura del cuello. Sus ojos esmeralda identificaron a los genins en un santiamen y su jefe les sonrió.
— ¡Hola!
Les saludó levantando una mano. Vestía una camiseta de manga larga azul, por debajo del chaleco, y unos pantalones cortos negros, parecía que llevaba varios días con la misma ropa, tenía destrozos varios y suciedad acumulada.