4/11/2017, 20:40
—Ya, claro, eso dicen todos —dijo ella mientras ponía sus brazos en jarra —. Y no me vale con que conmigo no seas tan agresivo, ¡pero qué clase de entrenamiento son esos!
Aquello lo dijo con un tono de indignación que intentó imitar lo mejor que pudo, pero después sonrió abiertamente, haciendo ver que había sido solo una broma que había hecho en vez de pensar que se había vuelto a enfadar con él por haber sido un bruto con un chico de otra villa.
Por su parte, Stuffy hizo gala de su inteligencia, y cuando la joven kunoichi le lanzó el palo, él corrió a buscarlo y... Pasó de largo, sin más, siguió corriendo playa a través. Eri no pudo evitar reírse, y cuando digo reírse, quiero decir que se empezó a carcajear hasta terminar agarrando su estómago porque comenzaba a dolerle de lo que se estaba riendo. ¿Es que acaso ese perro tenía el coeficiente intelectual de una ameba?
No alcanzó a escuchar el nombre del chico con el que se había medido Nabi pero es que no podía evitar seguir riéndose por eso. Pero quizá Nabi se iba a sentir un poco atacado por reírse de su perro así que intentó serenarse, respiró, expulsó el aire, respiró otra vez...
«¡Mierda!»
De tanto reírse ahora necesitaba urgentemente ir al lavabo, ¡maldita sea la risa! ¡Maldito sea Stuffy!
—¡Nabi-san! — exclamó la chica dirigiéndose a él mientras tomaba al chico por los hombros —. Ha sido un placer volver a vernos, ¡pero tengo que irme, es urgente! —explicó la joven rápidamente. Estampó un beso en la mejilla del castaño y como una exhalación recorrió la playa y desapareció calle abajo, en dirección a su casa.
¡Pero es que no podía aguantar el pis!
Aquello lo dijo con un tono de indignación que intentó imitar lo mejor que pudo, pero después sonrió abiertamente, haciendo ver que había sido solo una broma que había hecho en vez de pensar que se había vuelto a enfadar con él por haber sido un bruto con un chico de otra villa.
Por su parte, Stuffy hizo gala de su inteligencia, y cuando la joven kunoichi le lanzó el palo, él corrió a buscarlo y... Pasó de largo, sin más, siguió corriendo playa a través. Eri no pudo evitar reírse, y cuando digo reírse, quiero decir que se empezó a carcajear hasta terminar agarrando su estómago porque comenzaba a dolerle de lo que se estaba riendo. ¿Es que acaso ese perro tenía el coeficiente intelectual de una ameba?
No alcanzó a escuchar el nombre del chico con el que se había medido Nabi pero es que no podía evitar seguir riéndose por eso. Pero quizá Nabi se iba a sentir un poco atacado por reírse de su perro así que intentó serenarse, respiró, expulsó el aire, respiró otra vez...
«¡Mierda!»
De tanto reírse ahora necesitaba urgentemente ir al lavabo, ¡maldita sea la risa! ¡Maldito sea Stuffy!
—¡Nabi-san! — exclamó la chica dirigiéndose a él mientras tomaba al chico por los hombros —. Ha sido un placer volver a vernos, ¡pero tengo que irme, es urgente! —explicó la joven rápidamente. Estampó un beso en la mejilla del castaño y como una exhalación recorrió la playa y desapareció calle abajo, en dirección a su casa.
¡Pero es que no podía aguantar el pis!