5/11/2017, 16:56
La historia de la chica quedó bastante sencilla pero a la vez esclarecedora de la situación. Ni denso ni soso, simplemente efímero y eficaz. Al llegar el turno del chico, éste no tuvo consciencia, y comenzó a hablar sobre una dantesca y gloriosa conquista amorosa; en lo que no había sido mas que una apuesta entre amigachos. A Aiko le cambió la cara por completo, no sabía ni dónde meterse.
«No podía haberse inventado algo mejor y mas corto? ¿en serio?»
Sin embargo el chico no llegaría a dar final a su historia, entre medio de tanta palabra —a las cuales el tipo del bigote verde atendía con entusiasmo— el jefe de seguridad golpeó la mesa, visiblemente enojado. Expuso su motivación para interrumpir la historia, y desde luego que tenía razón. Banadoru, por el bien de todos, intentó calmar la situación en un vano intento. El enorme gorila no estaba dispuesto a hacerlo, estaba enojado y su principal motivo era el par de candidatos que éste había traido frente a ellos. A su ver, una chica y un charlatán no eran mas que un estorbo, un montón de basura que no harían mas que molestar.
—¿Me puede poner un vino rosado del 160? También tomaré un plato de filetes de pechuga de pavo a la salsa roquefort. —anunció al mesero, que arduamente esperaba.
Casi parecía que no había escuchado al gorila, pero no era así. Pero, se lo tomó con calma. Se cruzó de brazos, y dejó caer un profundo suspiro, dispuesta a darle contestación al tipo. Quizás en algún futuro no muy lejano llegaba a arrepentirse, pero eso ya sería algo de lo que se arrepentiría su yo del futuro.
—Señor Jonaro, no está hablando con una niña común. —aclaró, con suma tranquilidad. —Quizás no soy la mejor kunoichi de todo Ōnindo, pero pese a que han intentado matarme ya en incontables ocasiones, no tengo ni una sola cicatriz. La fuerza física no lo es todo, y de hecho, estoy segurisima de que usted —con todo lo fuerte que parece— sería incapaz de causarme una cicatriz.
Se encogió de hombros, y pese a que su tono de voz no era burlón, quizás sus palabras podían ser tomadas como tal. —¿Serías capaz de apostar 1000 ryos a que eres capaz de dejarme una marca?
»No venía para eso, pero el dinero fácil siempre es bienvenido.
«No podía haberse inventado algo mejor y mas corto? ¿en serio?»
Sin embargo el chico no llegaría a dar final a su historia, entre medio de tanta palabra —a las cuales el tipo del bigote verde atendía con entusiasmo— el jefe de seguridad golpeó la mesa, visiblemente enojado. Expuso su motivación para interrumpir la historia, y desde luego que tenía razón. Banadoru, por el bien de todos, intentó calmar la situación en un vano intento. El enorme gorila no estaba dispuesto a hacerlo, estaba enojado y su principal motivo era el par de candidatos que éste había traido frente a ellos. A su ver, una chica y un charlatán no eran mas que un estorbo, un montón de basura que no harían mas que molestar.
—¿Me puede poner un vino rosado del 160? También tomaré un plato de filetes de pechuga de pavo a la salsa roquefort. —anunció al mesero, que arduamente esperaba.
Casi parecía que no había escuchado al gorila, pero no era así. Pero, se lo tomó con calma. Se cruzó de brazos, y dejó caer un profundo suspiro, dispuesta a darle contestación al tipo. Quizás en algún futuro no muy lejano llegaba a arrepentirse, pero eso ya sería algo de lo que se arrepentiría su yo del futuro.
—Señor Jonaro, no está hablando con una niña común. —aclaró, con suma tranquilidad. —Quizás no soy la mejor kunoichi de todo Ōnindo, pero pese a que han intentado matarme ya en incontables ocasiones, no tengo ni una sola cicatriz. La fuerza física no lo es todo, y de hecho, estoy segurisima de que usted —con todo lo fuerte que parece— sería incapaz de causarme una cicatriz.
Se encogió de hombros, y pese a que su tono de voz no era burlón, quizás sus palabras podían ser tomadas como tal. —¿Serías capaz de apostar 1000 ryos a que eres capaz de dejarme una marca?
»No venía para eso, pero el dinero fácil siempre es bienvenido.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)