6/11/2017, 19:59
(Última modificación: 10/11/2017, 18:11 por Uchiha Datsue.)
Hikariyōbi, 31 de Viento Gris del 217
Cuando los invitados a la fiesta de bienvenida de Inuzuka Nabi fueron subiendo hasta el piso de Datsue, se llevaron una gran sorpresa. Quizá desagradable al principio, pero más que probablemente maravillosa al final. Se trataba de una simple nota, pegada en su puerta:
A todos los invitados a la fiesta de Nabi, yo, Uchiha Datsue, también conocido como Datsue el Intrépido o un Hermano del Desierto, lamenta informarles que la fiesta no podrá celebrarse en mi domicilio…
… porque en su lugar…
…se hará en…
…la JODIDA MANSIÓN DE LOS SAKAMOTO!!! Joder, ¡SÍ! ¡¡¡en la JODIDA MANSIÓN DE LOS SAKAMOTO!!! Habéis leído bien. Así que moved vuestros culos hasta aquí. No creo que tenga que poneros la dirección… pero por si acaso, está en el Barrio de los Pétalos. Es el del castillo enorme, no hay posible confusión.
… porque en su lugar…
…se hará en…
…la JODIDA MANSIÓN DE LOS SAKAMOTO!!! Joder, ¡SÍ! ¡¡¡en la JODIDA MANSIÓN DE LOS SAKAMOTO!!! Habéis leído bien. Así que moved vuestros culos hasta aquí. No creo que tenga que poneros la dirección… pero por si acaso, está en el Barrio de los Pétalos. Es el del castillo enorme, no hay posible confusión.
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Pasaban ya las ocho de la tarde, y el cielo había cobrado un tono anaranjado, mientras los últimos rayos del sol iluminaban la Villa. Allí, en el Barrio de las Flores —barrio donde se concentraban las casas más ricas y ostentosas— había una mansión que destacaba sobre el resto. Mansión, porque casa era una palabra que se le quedaba demasiado pequeña. Era enorme, estratosférica, casi parecía un castillo, al que se llegaba a través de un caminito de piedra que partía en dos un cuidado y colorido jardín. Los enormes portones de la entrada estaban abiertos, y dos jóvenes —rozando la treintena—, parecían custodiarla. Uno era de pelo largo, recogido en una sencilla cola de caballo y con una lanza entre sus manos. El otro, con una larga coleta que le llegaba hasta la cintura, tenía siete katanas. Tres envainadas a un lado de la cintura, otras tres al otro lado, y una última cruzada tras la espalda.
Ambos eran rubios y de piel blanca como la leche.
Entre ellos dos, un joven, que parecía haber acudido con sus mejores galas. Tenía los cabellos recogidos en un moño, con dos trenzas mohicanas en cada lateral, que nacían desde casi el borde del flequillo y bajaban en un arco descendente hasta rozar los hombros, dando un efecto rapado a los laterales de su cabeza. Un pendiente —un simple aro negro— en su oreja derecha. Como vestimenta, y huyendo de sus habituales chándales, un yukata. De color azul oscuro, y los dos abanicos característicos del clan Uchiha bordados en la zona de cada pectoral, de color blanco y rojo.
—Ah, estos invitados míos… Siempre dando la nota y llegando tarde —se quejó, por lo bajo. Llevaba ya su media hora allí esperando, y tras ver que su conversación no cuajaba demasiado con la de aquellos dos hombretones, había decidido guardar silencio mientras esperaba la llegada del resto.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado