7/11/2017, 17:54
La respuesta de la chica no dejó si no helados al resto de comensales. Los chirridos de varias sillas arrastrar al unísono fueron como cornetas que anuncian el comienzo de la guerra, el gran —y enorme— jefe de seguridad incluso puso la diestra en la empuñadura de su arma, dispuesto a darle uso. Sin embargo, la otra silla arrastrada no fue otra que la de uno que quiso evitar la catástrofe, no fue la silla de Aiko. La pelirroja se disponía con una amplia sonrisa en el rostro, encarando el desafío que ella bien había propuesto. Ni por asomo iba a retractarse, no podía permitírselo, aunque eso supusiese un nuevo "reset".
El de pañuelo dorado, mencionado por el primer interventor, solicitó respeto hacia el Daimyō representado allí por su presencia, así como hacia Muten, que casi ajeno a lo que sucedía en la mesa se limitaba a disfrutar de la cena. La chica tampoco tuvo que hacer demasiado, estaba calmada, pero no estaba dispuesta a dejarse ver en evidencia por un gorila del tres al cuarto. Éste no tuvo mas remedio que retomar su asiento, y dejar en paz su filoso metal. Entre tanto, Datsue parecía haber encontrado un buen refugio entre la comida y la carta, manteniéndose al margen de todo.
El profesor adjunto reclamó la atención de ambos jóvenes entonces, y comenzó a explicar con algo mas de profundidad la situación de la expedición. Según informaba, habían descubierto restos de algo anterior a las cinco grandes aldeas, lo cuál quizás fuese algo interesante, aunque solo fuese lo mas mínimo. Sin mas, tomó un plano y lo extendió en su parte de la mesa. Lo revisó por un instante, y lo extendió un poco para que los chicos pudiesen echarle un ojo. Señaló un punto en éste, entre lo que debieren ser las Pirámides de Sanbei y las Ruinas de Sunagakure, e informó que allí estaba el objetivo que tenían. Una biblioteca que podía tener libros de antes de las 5 grandes, y jutsus con mas de cientos de años evidentemente. Por último dijo que se trataba de una expedición para desentrañar la forma de vida antes de la formación de Sunagakure.
«Vaya...»
Datsue hizo entonces un nuevo comentario, en ésta ocasión bastante profesional. Preguntó sin titubeos cuál era la función de contratar dos shinobis para la incursión, algo no le cuadraba... y no era para menos. En cierto modo, la presencia de shinobis podía serles todo un estorbo, no tenía pinta de que fuese algo en lo que ayudar.
Entre tanto, la chica había podido saborear uno de los vinos mas caros de la carta, y tras ello el camarero le sirvió una copa. Sin duda, uno de los mejores que su paladar había podido degustar, al menos que recordase. Tomó otro sorbo de la copa, y tras dejarlo sobre la mesa, aclaró su voz con un ligero carraspeo.
—Pues a mi me preocupa mas la recompensa que establecí... ¿de verdad saben llegar hasta las ruinas que yo busco? Las Pirámides de Sanbei. —expuso la chica, sin pelos en la lengua. —Los peligros que debamos afrontar no me causan insomnio.
El de pañuelo dorado, mencionado por el primer interventor, solicitó respeto hacia el Daimyō representado allí por su presencia, así como hacia Muten, que casi ajeno a lo que sucedía en la mesa se limitaba a disfrutar de la cena. La chica tampoco tuvo que hacer demasiado, estaba calmada, pero no estaba dispuesta a dejarse ver en evidencia por un gorila del tres al cuarto. Éste no tuvo mas remedio que retomar su asiento, y dejar en paz su filoso metal. Entre tanto, Datsue parecía haber encontrado un buen refugio entre la comida y la carta, manteniéndose al margen de todo.
El profesor adjunto reclamó la atención de ambos jóvenes entonces, y comenzó a explicar con algo mas de profundidad la situación de la expedición. Según informaba, habían descubierto restos de algo anterior a las cinco grandes aldeas, lo cuál quizás fuese algo interesante, aunque solo fuese lo mas mínimo. Sin mas, tomó un plano y lo extendió en su parte de la mesa. Lo revisó por un instante, y lo extendió un poco para que los chicos pudiesen echarle un ojo. Señaló un punto en éste, entre lo que debieren ser las Pirámides de Sanbei y las Ruinas de Sunagakure, e informó que allí estaba el objetivo que tenían. Una biblioteca que podía tener libros de antes de las 5 grandes, y jutsus con mas de cientos de años evidentemente. Por último dijo que se trataba de una expedición para desentrañar la forma de vida antes de la formación de Sunagakure.
«Vaya...»
Datsue hizo entonces un nuevo comentario, en ésta ocasión bastante profesional. Preguntó sin titubeos cuál era la función de contratar dos shinobis para la incursión, algo no le cuadraba... y no era para menos. En cierto modo, la presencia de shinobis podía serles todo un estorbo, no tenía pinta de que fuese algo en lo que ayudar.
Entre tanto, la chica había podido saborear uno de los vinos mas caros de la carta, y tras ello el camarero le sirvió una copa. Sin duda, uno de los mejores que su paladar había podido degustar, al menos que recordase. Tomó otro sorbo de la copa, y tras dejarlo sobre la mesa, aclaró su voz con un ligero carraspeo.
—Pues a mi me preocupa mas la recompensa que establecí... ¿de verdad saben llegar hasta las ruinas que yo busco? Las Pirámides de Sanbei. —expuso la chica, sin pelos en la lengua. —Los peligros que debamos afrontar no me causan insomnio.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)