9/11/2017, 21:46
La chica logró llamar la atención de la mesa al completo por segunda vez, todo un logro. Ni tan siquiera el gran maestro Muten pudo evitar soltarle una mirada a la... ¿loca? A saber por qué clase de persona la tomaban, pero sin duda había algo claro, debían haber tenido un mal entendido. Hasta Datsue quedó sorprendido cuando la respuesta vino. No, no tenían como objetivo las pirámides de Sanbei, tan solo era una expedición de fines académicos y con una recompensa monetaria ya fijada. Sin duda, la chica no pudo ocultar su desagrado, torciendo los labios en una ridícula e infantil mueca.
«¿En serio hemos venido hasta aquí para nada? ¡Vaya chasco!»
Aiko quedó por un instante sin palabras, momento que su intrépido compañero aprovechó para formular las preguntas que a él bien interesaba. Obviamente se trataba de la recompensa. Él parecía no estar tan absorto ante la noticia que recién recibían de no ir a las pirámides, sus oídos y mentes se habían centrado en una recompensa mucho mas tangible, el dinero que éstos ofrecían por el encargo.
La chica por contra, no tenía demasiado interés en ello. Para un encargo así, habría ido al despacho de la Arashikage y le habría pedido una jodida misión de rango C, o algo por el estilo. Iban a ejercer de shinobis por su propia cuenta, con un trabajo de lo mas simple y tradicional —escoltar—, sin nada que destacase para hacerlo diferente a lo impuesto por los kages como misiones. Entonces, surgía la pregunta...
¿Para qué?
Mientras que Datsue prestaba atención a la cuantía con la que serían recompensados, la pelirroja continuaba sin palabra, buscando qué decir. Tomó la copa, y la dejó sin llegar a beber, la apartó, la acercó.
—Entonces... —volvió a hablar, quizás para instaurar el caos sobre la mesa de nuevo. —¿no hay modo de que nos indiquen al menos el camino correcto?
»Solamente busco lograr encontrarlas, no hace falta ni que me acompañen.
«¿En serio hemos venido hasta aquí para nada? ¡Vaya chasco!»
Aiko quedó por un instante sin palabras, momento que su intrépido compañero aprovechó para formular las preguntas que a él bien interesaba. Obviamente se trataba de la recompensa. Él parecía no estar tan absorto ante la noticia que recién recibían de no ir a las pirámides, sus oídos y mentes se habían centrado en una recompensa mucho mas tangible, el dinero que éstos ofrecían por el encargo.
La chica por contra, no tenía demasiado interés en ello. Para un encargo así, habría ido al despacho de la Arashikage y le habría pedido una jodida misión de rango C, o algo por el estilo. Iban a ejercer de shinobis por su propia cuenta, con un trabajo de lo mas simple y tradicional —escoltar—, sin nada que destacase para hacerlo diferente a lo impuesto por los kages como misiones. Entonces, surgía la pregunta...
¿Para qué?
Mientras que Datsue prestaba atención a la cuantía con la que serían recompensados, la pelirroja continuaba sin palabra, buscando qué decir. Tomó la copa, y la dejó sin llegar a beber, la apartó, la acercó.
—Entonces... —volvió a hablar, quizás para instaurar el caos sobre la mesa de nuevo. —¿no hay modo de que nos indiquen al menos el camino correcto?
»Solamente busco lograr encontrarlas, no hace falta ni que me acompañen.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)