11/11/2017, 23:48
Datsue no parecía del todo seguro de si debían o no proseguir con el rollo de la expedición. Realmente tenía sentido, pues de una manera u otra, buscaban mas bien la otra aventura —en la que nadie había triunfado antes—, la cual era la única que estaba a la altura de los desafiantes. Sin embargo, reflexionó rápidamente sobre hacerla, pues después de todo había allí con ellos un representante del Daimyō, y de éste podrían sacar permiso para hablar con él y obtener ese dichoso permiso.
—Tienes toda la razón. —concluyó la chica.
El de orbes color café de mediodía sin azúcar alzó de nuevo la voz a un tono habitual, lanzando la pregunta de a qué hora partían a modo de respuesta. Estaba claro, habían aceptado el encargo. La tensión vivida en la mesa bajó drásticamente, hasta el de bigote verde pareció retomar su jovial y agradable temple.
Los camareros y camareras fueron atacando la mesa en diferentes oleadas, asegurándose de recoger todos los platos vacíos, así de ofrecer el postre. Ofrecieron café, té e incluso chupitos de licor. Datsue se decantó por el té, mientras que Aiko se decantó por un par de chupitos. El resto fue eligiendo a su agrado, y tras anunciarse que saldrían a las ocho de la mañana del día siguiente, la mole de la espada se disculpó y abandonó la mesa. Justo antes, se lanzó el desafío de una amistosa partida de shōgi. El Uchiha le soltó un perspicaz comentario a la chica, para tras ello aceptar sin dilaciones la partida. Bueno, sin dilaciones tampoco... una apuesta lo haría mas interesante, al menos para él.
Ante las palabras de Datsue, la chica se encogió de hombros. Tampoco le apenaba demasiado que no le cayesen demasiado bien al golem medio lelo ese. Por otro lado, la partida de shōgi podía verse interesante... quería saber cuan buen jugadores había sobre la mesa. Tomó el primer chupito, y se lo bebió de un trago, rápido y seco.
—Yo me quedo a ver la partida, siempre me ha gustado éste juego. —sentenció sus intenciones tras dejar el pequeño vaso sobre la mesa.
—Tienes toda la razón. —concluyó la chica.
El de orbes color café de mediodía sin azúcar alzó de nuevo la voz a un tono habitual, lanzando la pregunta de a qué hora partían a modo de respuesta. Estaba claro, habían aceptado el encargo. La tensión vivida en la mesa bajó drásticamente, hasta el de bigote verde pareció retomar su jovial y agradable temple.
Los camareros y camareras fueron atacando la mesa en diferentes oleadas, asegurándose de recoger todos los platos vacíos, así de ofrecer el postre. Ofrecieron café, té e incluso chupitos de licor. Datsue se decantó por el té, mientras que Aiko se decantó por un par de chupitos. El resto fue eligiendo a su agrado, y tras anunciarse que saldrían a las ocho de la mañana del día siguiente, la mole de la espada se disculpó y abandonó la mesa. Justo antes, se lanzó el desafío de una amistosa partida de shōgi. El Uchiha le soltó un perspicaz comentario a la chica, para tras ello aceptar sin dilaciones la partida. Bueno, sin dilaciones tampoco... una apuesta lo haría mas interesante, al menos para él.
Ante las palabras de Datsue, la chica se encogió de hombros. Tampoco le apenaba demasiado que no le cayesen demasiado bien al golem medio lelo ese. Por otro lado, la partida de shōgi podía verse interesante... quería saber cuan buen jugadores había sobre la mesa. Tomó el primer chupito, y se lo bebió de un trago, rápido y seco.
—Yo me quedo a ver la partida, siempre me ha gustado éste juego. —sentenció sus intenciones tras dejar el pequeño vaso sobre la mesa.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)