El adjunto no cayó en los brazos de Loki, Datsue no tuvo tanta suerte como esperaba, pero para bien o para mal, tuvo suerte. Con el transcurso de la tarde-noche, pudieron ver que las facultades del hombre para mover fichas en el tablero eran realmente asombrosas. Predecía casi todas las jugadas del chico, se movía con toda tranquilidad por el tablero, y conocía todas y cada una de las normas a la perfección, labrándose jugadas que casi rozaban la perfección. No cabía duda de que su intelecto, o quizás su práctica, eran sumamente mas elevadas que las del chico. Aiko, con todo lo que ella había jugado y practicado, apenas seguía las estrategias que el hombre confeccionaba, lo cuál hacía mas que evidente que si jugaba perdería de igual modo. Así pues, se puso bastante contenta a base de chupitos, y no tardó demasiado en irse a la cama, después de despedirse mas o menos como se debería.
Quizás invitar al camarero a su habitación no había sido una de las mejores ideas de la noche, pero igual... durmió calentita. Con la tajada que había pillado, aunque solo le durase unos minutos, durmió la mar de a gusto.
Obviamente, no compartió cama con Datsue... ese, ya tenía otras aventuras. Una pena, tenía un buen polvo.
[...]
A la mañana siguiente, la chica despertó bastante temprano. Demasiado, si cabe decir. Aún no había salido el sol, y no había signo alguno de vida por el sitio. Así pues, la chica aprovechó para darse una ducha, asearse, y vestir como de costumbre. El desierto no iba a ser un factor en su contra, no le iba a hacer cambiar su estilo y singularidad.
Eso si, una cosa no quitaba la otra... cruzar el desierto con esa indumentaria no iba a ser moco de pavo. Pero, tenía algo a su favor, la técnica que había estado desarrollando. Sin mas, concentró chakra y comenzó a moldear su propio cuerpo, como si de sus papeles se tratase. Dejó que su cabellera creciese hasta la altura de la cintura, suelta y salvaje. Aprovechó para vestir una camisola blanca bastante ancha, que se recogía por medio de cintas de cuero a la altura de los codos para asegurar la movilidad. Su calzado se convirtió en unas botas altas de color marrón, finas y ligeras, que llegaban hasta poco mas abajo de la rodilla. Por último su pantalón, de un tejido parecido al de la camisa, fino y ancho, que terminaba por recogerse a la altura de las rodillas con las mismas botas. No mostraba rastro alguno de armas, de portaobjetos, ni nada por el estilo. Eso sin embargo no quería decir que no lo llevase consigo, tan solo estaban ocultos con el mismo disfraz.
Con los primeros rayos de sol, la chica salió hacia el recibidor, donde todos habían de verse según lo acordado. La chica lucía espléndida, aunque tampoco mucho mas de lo habitual, ella siempre estaba radiante.
Quizás invitar al camarero a su habitación no había sido una de las mejores ideas de la noche, pero igual... durmió calentita. Con la tajada que había pillado, aunque solo le durase unos minutos, durmió la mar de a gusto.
Obviamente, no compartió cama con Datsue... ese, ya tenía otras aventuras. Una pena, tenía un buen polvo.
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A la mañana siguiente, la chica despertó bastante temprano. Demasiado, si cabe decir. Aún no había salido el sol, y no había signo alguno de vida por el sitio. Así pues, la chica aprovechó para darse una ducha, asearse, y vestir como de costumbre. El desierto no iba a ser un factor en su contra, no le iba a hacer cambiar su estilo y singularidad.
Eso si, una cosa no quitaba la otra... cruzar el desierto con esa indumentaria no iba a ser moco de pavo. Pero, tenía algo a su favor, la técnica que había estado desarrollando. Sin mas, concentró chakra y comenzó a moldear su propio cuerpo, como si de sus papeles se tratase. Dejó que su cabellera creciese hasta la altura de la cintura, suelta y salvaje. Aprovechó para vestir una camisola blanca bastante ancha, que se recogía por medio de cintas de cuero a la altura de los codos para asegurar la movilidad. Su calzado se convirtió en unas botas altas de color marrón, finas y ligeras, que llegaban hasta poco mas abajo de la rodilla. Por último su pantalón, de un tejido parecido al de la camisa, fino y ancho, que terminaba por recogerse a la altura de las rodillas con las mismas botas. No mostraba rastro alguno de armas, de portaobjetos, ni nada por el estilo. Eso sin embargo no quería decir que no lo llevase consigo, tan solo estaban ocultos con el mismo disfraz.
Con los primeros rayos de sol, la chica salió hacia el recibidor, donde todos habían de verse según lo acordado. La chica lucía espléndida, aunque tampoco mucho mas de lo habitual, ella siempre estaba radiante.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)