22/11/2017, 20:54
Banadoru se volteó hacia Datsue, que se había colocado a su lado, mientras pasaban junto a un enorme edificio con el kanji de Kaze no Kuni en su fachada. Era una construcción esférica, con aquella arquitectura tan propia del País del Viento heredada de la antigua Sunagakure. Mientras la comitiva avanzaba por la calle al amparo de la sombra que proyectaba aquel curioso edificio, el profesor adjunto contestó a la duda de Datsue.
—Le llaman Hanzō, o Hantō, o algo así —dijo Banadoru, visiblemente incómodo por haber sido sorprendido ignorando el nombre de uno de sus empleados, aunque fuese indirecto—. Es el capataz de los obreros. Un tipo bastante... —el profesor adjunto se acomodó el pañuelo dorado que llevaba al cuello—. Siniestro, podríamos decir. Jonaro-san nos ha asegurado que es un gran "líder de equipo" y que sus hombres están acostumbrados a los duros trabajos del desierto.
Las palabras de Banadoru no llevaban mucha confianza y eso se notaba.
Benimaru se acercó a la pareja, adelantando a Aiko, y se colocó junto a Datsue. El delegado del Daimyō se inclinó sobre su montura ligeramente para acercarse al oído del muchacho y, con unas palabras que estaban entre guasonas y afiladas, le preguntó sobre su compañera.
—Uchiha-san, ¿qué me dice de su compañera? —sonrió—. He oído que las mujeres ninja pueden ser tan habilidosas como los hombres pero, francamente, me es difícil de creer. ¿Qué talentos extraordinarios posee Watasashi-san?
—Le llaman Hanzō, o Hantō, o algo así —dijo Banadoru, visiblemente incómodo por haber sido sorprendido ignorando el nombre de uno de sus empleados, aunque fuese indirecto—. Es el capataz de los obreros. Un tipo bastante... —el profesor adjunto se acomodó el pañuelo dorado que llevaba al cuello—. Siniestro, podríamos decir. Jonaro-san nos ha asegurado que es un gran "líder de equipo" y que sus hombres están acostumbrados a los duros trabajos del desierto.
Las palabras de Banadoru no llevaban mucha confianza y eso se notaba.
Benimaru se acercó a la pareja, adelantando a Aiko, y se colocó junto a Datsue. El delegado del Daimyō se inclinó sobre su montura ligeramente para acercarse al oído del muchacho y, con unas palabras que estaban entre guasonas y afiladas, le preguntó sobre su compañera.
—Uchiha-san, ¿qué me dice de su compañera? —sonrió—. He oído que las mujeres ninja pueden ser tan habilidosas como los hombres pero, francamente, me es difícil de creer. ¿Qué talentos extraordinarios posee Watasashi-san?