23/11/2017, 00:30
«Así que siniestro… Ya decía yo que ese tipo daba mala espina.» Tampoco es que Banadoru le hubiese explicado mucho más, aparte de que era el capataz, pero ya solo el hecho de que diese aquel adjetivo a uno de sus hombres daba que pensar.
Fue entonces cuando se acercó el bueno de Benimaru. Sin embargo, nada más éste soltar la primera pregunta susurrada en su oído, al Uchiha le desaparecieron todas las ganas de hablar con él. Y más cuando vio su sonrisa. Esa sonrisa…
«Me cago en la puta… Es que surgen pretendientes de Aiko hasta debajo de las piedras, ¿o qué?» No es que estuviese celoso. Claro que no. De estarlo, no se hubiese contenido de sellarle un Gōkakyū en el pecho, con la condición de besar a quien no debía. El problema era que así solo conseguiría dañar a la propia Aiko. De haber tenido un jutsu más inofensivo, como un gas maloliente o algo por el estilo… otro gallo hubiese cantado.
—Las apariencias engañan, compañero —dijo en voz baja, en alusión a que Benimaru no creía que las kunoichis fuesen tan habilidosas como los shinobis—. Y las mejores kunoichis aprovechan que las subestimen para ser todavía más letales. Mire, le pondré un ejemplo. ¿Ve a Jonaro? —preguntó, todavía en susurros—. Fuerte, duro como una roca, decidido… Es como un toro. Mi amiga en cambio… se parece más bien a una serpiente. De apariencia frágil, escurridiza, pequeña…
»Alguien que desconociese por completo el mundo animal, temería antes al toro que a la serpiente. El toro es una gran bestia, diría. Y esos cuernos dan miedo. La serpiente en cambio solo tiene unos colmillos muy pequeños. Apenas me harían daño.
»Pero usted sabe tan bien como yo lo que hace el mordisco de una serpiente.
Datsue en ocasiones hablaba mucho y no decía nada. A veces, porque simplemente era un charlatán. En otras pocas, como aquella, adrede. No había dicho ni una sola de las habilidades de la kunoichi, pese a la pregunta directa de Benimaru. Los talentos de un ninja eran más valiosos cuanto más desconocidos eran, y el Uchiha no pensaba traicionar la confianza de Aiko.
No, al menos, gratis.
Fue entonces cuando se acercó el bueno de Benimaru. Sin embargo, nada más éste soltar la primera pregunta susurrada en su oído, al Uchiha le desaparecieron todas las ganas de hablar con él. Y más cuando vio su sonrisa. Esa sonrisa…
«Me cago en la puta… Es que surgen pretendientes de Aiko hasta debajo de las piedras, ¿o qué?» No es que estuviese celoso. Claro que no. De estarlo, no se hubiese contenido de sellarle un Gōkakyū en el pecho, con la condición de besar a quien no debía. El problema era que así solo conseguiría dañar a la propia Aiko. De haber tenido un jutsu más inofensivo, como un gas maloliente o algo por el estilo… otro gallo hubiese cantado.
—Las apariencias engañan, compañero —dijo en voz baja, en alusión a que Benimaru no creía que las kunoichis fuesen tan habilidosas como los shinobis—. Y las mejores kunoichis aprovechan que las subestimen para ser todavía más letales. Mire, le pondré un ejemplo. ¿Ve a Jonaro? —preguntó, todavía en susurros—. Fuerte, duro como una roca, decidido… Es como un toro. Mi amiga en cambio… se parece más bien a una serpiente. De apariencia frágil, escurridiza, pequeña…
»Alguien que desconociese por completo el mundo animal, temería antes al toro que a la serpiente. El toro es una gran bestia, diría. Y esos cuernos dan miedo. La serpiente en cambio solo tiene unos colmillos muy pequeños. Apenas me harían daño.
»Pero usted sabe tan bien como yo lo que hace el mordisco de una serpiente.
Datsue en ocasiones hablaba mucho y no decía nada. A veces, porque simplemente era un charlatán. En otras pocas, como aquella, adrede. No había dicho ni una sola de las habilidades de la kunoichi, pese a la pregunta directa de Benimaru. Los talentos de un ninja eran más valiosos cuanto más desconocidos eran, y el Uchiha no pensaba traicionar la confianza de Aiko.
No, al menos, gratis.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado