23/11/2017, 17:54
(Última modificación: 23/11/2017, 17:54 por Uchiha Akame.)
Benimaru escuchó con interés la respuesta de Datsue mientras la caravana se aproximaba ya a las puertas de Inaka; unos enormes arcos de piedra que parecían haber sido construidos para que algo mucho más grande que cualquier cosa que los muchachos hubieran visto nunca, pasara por debajo. El delegado rió con sinceridad cuando Datsue le habló de su compañera con aquella parla, sin llegar a decir nada, y a juzgar por la sonrisa de su rostro, Benimaru era consciente de ello.
El delegado del Daimyō parecía un hombre curtido en las lides del lenguaje y la conversación. No era para menos; su cometido se reducía, muchas veces, a decir las palabras correctas en el tono adecuado para cerrar un trato, o apaciguar una negociación, o apremiar a algún subordinado. Era hábil, diríase que incluso más que el propio Datsue.
—Si me pregunta a mí, Uchiha-san, creo que su compañera no tendría nada que hacer contra Haijinzu-san —aseguró con una sonrisa picaruela, lanzando una rápida mirada al fornido jefe de seguridad—. Por mortífera que sea una serpiente, puede ser aplastada por la suela de un zapato.
Benimaru volvió a reír, y echó la vista atrás mientras pasaban bajo la sombra del gigantesco arco de piedra para dedicarle una última mirada a Inaka. A su ciudad.
El delegado del Daimyō parecía un hombre curtido en las lides del lenguaje y la conversación. No era para menos; su cometido se reducía, muchas veces, a decir las palabras correctas en el tono adecuado para cerrar un trato, o apaciguar una negociación, o apremiar a algún subordinado. Era hábil, diríase que incluso más que el propio Datsue.
—Si me pregunta a mí, Uchiha-san, creo que su compañera no tendría nada que hacer contra Haijinzu-san —aseguró con una sonrisa picaruela, lanzando una rápida mirada al fornido jefe de seguridad—. Por mortífera que sea una serpiente, puede ser aplastada por la suela de un zapato.
Benimaru volvió a reír, y echó la vista atrás mientras pasaban bajo la sombra del gigantesco arco de piedra para dedicarle una última mirada a Inaka. A su ciudad.