23/11/2017, 22:53
Datsue chasqueó la lengua, apenado.
—Joder, ¡qué lástima! —exclamó, al oír que su padre estaba fuera. Siempre había tenido curiosidad por conocerle, mas nunca había preguntado demasiado sobre él. La razón era muy sencilla: tenía miedo de que, en respuesta, Akame se interesase también por el suyo, y eso era algo de lo que no quería hablar. Ni siquiera con él—. En serio, algún día tienes que presentármelo. Me lo imagino con esa profesionalidad tuya, pero aplicado al comercio. Joder, ¡tiene que ser el puto amo! —exclamó, convencido.
¿Alguien que se tomaba tan en serio las cosas como Akame lo hacía con su profesión? Si no era rico, poco debía faltarle. Entonces recordó que su compadre había dicho, en esa aventura que habían corrido junto a Kaido, que en realidad provenía de una familia humilde, y que su padre había juntado algo de dinero para mandarle a Uzu y que no sufriese sus penurias. Si un padre prefería a su hijo como ninja a tenerlo a su lado, es que definitivamente las cosas no le iban nada bien.
«A lo mejor es porque es demasiado… legal. Joder, viendo lo estricto que es Akame con las normas seguro. Oh, por los Dioses. ¿No será capaz de declarar todas las facturas?» Se le bajó la tensión solo de pensarlo.
—Oye, ¿y cómo te enteraste que no está aquí? —preguntó, mientras se dirigían al Molino Rojo. No tenía pérdida: era un enorme molino tan alto que se veía desde la otra punta de la ciudad. El Uchiha había estado en Tanzaku Gai hacía no mucho, por culpa de una misión, y se había encargado de encontrar su localización. Le hubiese gustado pasarse a dar una vuelta, pero entonces se encontró con que había un concurso de música. Un concurso en el que, casualmente, también participaban Uzumaki Eri y Aotsuki Ayame. Pero eso… eso era otra historia—. Que yo sepa no se pueden enviar cartas a la Aldea. —Tenía su lógica: ¿qué Aldea Oculta lo sería si se pudiese mandar postales a ella? De hecho, la carta que le habían enviado los Señores del Hierro tenía como destino la tienda que Datsue compartía con su socio Okane. No fue hasta que el Uchiha se pasó por allí por su habitual trozo del pastel, que recibió el mensaje.
—Joder, ¡qué lástima! —exclamó, al oír que su padre estaba fuera. Siempre había tenido curiosidad por conocerle, mas nunca había preguntado demasiado sobre él. La razón era muy sencilla: tenía miedo de que, en respuesta, Akame se interesase también por el suyo, y eso era algo de lo que no quería hablar. Ni siquiera con él—. En serio, algún día tienes que presentármelo. Me lo imagino con esa profesionalidad tuya, pero aplicado al comercio. Joder, ¡tiene que ser el puto amo! —exclamó, convencido.
¿Alguien que se tomaba tan en serio las cosas como Akame lo hacía con su profesión? Si no era rico, poco debía faltarle. Entonces recordó que su compadre había dicho, en esa aventura que habían corrido junto a Kaido, que en realidad provenía de una familia humilde, y que su padre había juntado algo de dinero para mandarle a Uzu y que no sufriese sus penurias. Si un padre prefería a su hijo como ninja a tenerlo a su lado, es que definitivamente las cosas no le iban nada bien.
«A lo mejor es porque es demasiado… legal. Joder, viendo lo estricto que es Akame con las normas seguro. Oh, por los Dioses. ¿No será capaz de declarar todas las facturas?» Se le bajó la tensión solo de pensarlo.
—Oye, ¿y cómo te enteraste que no está aquí? —preguntó, mientras se dirigían al Molino Rojo. No tenía pérdida: era un enorme molino tan alto que se veía desde la otra punta de la ciudad. El Uchiha había estado en Tanzaku Gai hacía no mucho, por culpa de una misión, y se había encargado de encontrar su localización. Le hubiese gustado pasarse a dar una vuelta, pero entonces se encontró con que había un concurso de música. Un concurso en el que, casualmente, también participaban Uzumaki Eri y Aotsuki Ayame. Pero eso… eso era otra historia—. Que yo sepa no se pueden enviar cartas a la Aldea. —Tenía su lógica: ¿qué Aldea Oculta lo sería si se pudiese mandar postales a ella? De hecho, la carta que le habían enviado los Señores del Hierro tenía como destino la tienda que Datsue compartía con su socio Okane. No fue hasta que el Uchiha se pasó por allí por su habitual trozo del pastel, que recibió el mensaje.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado