26/11/2017, 22:13
Tras un intenso día de viaje, donde el calor y el sudor no faltaba, por fin en el horizonte se avistó el objetivo. Banadoru no tardó en anunciar lo que no fue tan obvio para los chicos, puesto que no sabía de esa marca. Estaban casi en el punto, apenas unas centenas de metros los separaban de la maldita biblioteca. Maldita en el sentido de que había sido maldecida, o eso parecía por el hecho de estar enterrada en algún lugar en mitad de ese inmenso desierto.
—Al fin... —pensó en voz alta la pelirroja.
Tras acortar las distancias, en lo que apenas tomó media hora, el convoy comenzó a preparar todo para realizar una acampada. Los obreros apenas descargaron los carros, se limitaron a bajar las maderas para las fogatas, los sacos, y algún que otro trasto donde preparar la cena. Todo ésto tomó casi una hora, tiempo que la chica aprovecharía para echar un vistazo a la zona que les rodeaba. No buscaba nada concreto, tan solo analizar con brevedad el terreno en pos de reaccionar ante una emboscada. Por suerte o desgracia, tampoco podía alejarse demasiado. La noche les sumía en la oscuridad, y apenas se veía bien lejos de las grandes fogatas que habían realizado.
«Mierda... en realidad... éstos fuegos que hemos hecho, es casi como si hubiésemos dibujado unas putas dianas sobre nuestros culos... cualquier tipo que ande medianamente cerca, verá la luz a leguas...»
La chica se cruzó de brazos, y retomó el camino hacia el resto. En el mismo camino, cayó en cuenta de algo importante. Hacía un frío tremendo en ese valle de arena, un frío atroz. —Brrrrrrr.... —se estremeció por unos segundos, y continuó hacia las fogatas. Cuanto mas cerca se situaba de éstas, mas calor tomaba su cuerpo del fuego. Casi se podía estar allí sin morir de frío...
«Y pensar en lo que me quejé ésta tarde del calor...»
Aiko terminó su ligera travesía al lado de su compañero de viaje, y con la atención reclamada en el delegado, terminaría sentada junto a ellos. Los hombres ya se disponían para dormir, descansar era su prioridad dado que el día siguiente sería bien intenso. Por otro lado, tenían a su alcance una cacerola donde reposaba un auténtico manjar, lo mejor que podían comer en cientos de metros a la redonda.
—Está bien, que descansen bien. Nos veremos a la mañana. —aclaró a los que se preparaban paraa conversar con Morfeo.
Tomó sin prisas su saco, y lejos de tumbarse, lo dobló bien as su vera. —Datsue, ¿podemos hablar un momento?
»Verás, hay un par de cosas que tengo en mente, y no podré descansar si no las hablamos. —inquirió la chica, con un tono bastante mas bajo, con tal de no molestar al resto. —No te robaré demasiado tiempo.
La chica palmeó un par de veces el suelo a su vera, indicándole al Uchiha que se acercase un poco mas. Después de todo, el calor corporal es uno de los que mas abrigan en una noche de frío. Aunque, tampoco iban por ahí del todo los tiros.
—Bueno... creo que éstas fogatas van a llamar la atención de todo tipo de alimañas, por no hablar de posibles saqueadores. Nos van a pagar por protegerlos, y el delegado no se quedará contento con nosotros a menos que cumplamos, y con ello... si no cumplimos, no podremos pedir permiso para visitar el otro sitio. En fin, siendo francos... deberíamos repartirnos a medias la noche. Al menos uno de nosotros debe permanecer despierto, así nos aseguramos de que no nos desgracien a mitad de la madrugada. Me da igual que turno pillar, tan solo debemos avisarnos el uno al otro cuando ya estemos en el límite... o simplemente mitad y mitad. Puedo empezar yo si quieres, y descansas tu hasta entonces.
Era evidente que ella también estaba cansada del duro viaje, pero no podía dárselas de nada si no era capaz de pasar una simple noche en vela. ¿Qué clase de kunoichi era? No, ni por asomo podía dejar el destino en manos del azar. A veces, por no decir la mayoría de las veces, el destino tenía un vulgar sentido del humor.
—Y por cierto... entonces... ¿tienes o no tienes una relación con esa otra chica? —ésta pregunta le costó un tanto mas soltarla, pero tenía que asegurarse. —No es que me importe compartir a un chico, pero... no todo el mundo lo ve de esa manera...
—Al fin... —pensó en voz alta la pelirroja.
Tras acortar las distancias, en lo que apenas tomó media hora, el convoy comenzó a preparar todo para realizar una acampada. Los obreros apenas descargaron los carros, se limitaron a bajar las maderas para las fogatas, los sacos, y algún que otro trasto donde preparar la cena. Todo ésto tomó casi una hora, tiempo que la chica aprovecharía para echar un vistazo a la zona que les rodeaba. No buscaba nada concreto, tan solo analizar con brevedad el terreno en pos de reaccionar ante una emboscada. Por suerte o desgracia, tampoco podía alejarse demasiado. La noche les sumía en la oscuridad, y apenas se veía bien lejos de las grandes fogatas que habían realizado.
«Mierda... en realidad... éstos fuegos que hemos hecho, es casi como si hubiésemos dibujado unas putas dianas sobre nuestros culos... cualquier tipo que ande medianamente cerca, verá la luz a leguas...»
La chica se cruzó de brazos, y retomó el camino hacia el resto. En el mismo camino, cayó en cuenta de algo importante. Hacía un frío tremendo en ese valle de arena, un frío atroz. —Brrrrrrr.... —se estremeció por unos segundos, y continuó hacia las fogatas. Cuanto mas cerca se situaba de éstas, mas calor tomaba su cuerpo del fuego. Casi se podía estar allí sin morir de frío...
«Y pensar en lo que me quejé ésta tarde del calor...»
Aiko terminó su ligera travesía al lado de su compañero de viaje, y con la atención reclamada en el delegado, terminaría sentada junto a ellos. Los hombres ya se disponían para dormir, descansar era su prioridad dado que el día siguiente sería bien intenso. Por otro lado, tenían a su alcance una cacerola donde reposaba un auténtico manjar, lo mejor que podían comer en cientos de metros a la redonda.
—Está bien, que descansen bien. Nos veremos a la mañana. —aclaró a los que se preparaban paraa conversar con Morfeo.
Tomó sin prisas su saco, y lejos de tumbarse, lo dobló bien as su vera. —Datsue, ¿podemos hablar un momento?
»Verás, hay un par de cosas que tengo en mente, y no podré descansar si no las hablamos. —inquirió la chica, con un tono bastante mas bajo, con tal de no molestar al resto. —No te robaré demasiado tiempo.
La chica palmeó un par de veces el suelo a su vera, indicándole al Uchiha que se acercase un poco mas. Después de todo, el calor corporal es uno de los que mas abrigan en una noche de frío. Aunque, tampoco iban por ahí del todo los tiros.
—Bueno... creo que éstas fogatas van a llamar la atención de todo tipo de alimañas, por no hablar de posibles saqueadores. Nos van a pagar por protegerlos, y el delegado no se quedará contento con nosotros a menos que cumplamos, y con ello... si no cumplimos, no podremos pedir permiso para visitar el otro sitio. En fin, siendo francos... deberíamos repartirnos a medias la noche. Al menos uno de nosotros debe permanecer despierto, así nos aseguramos de que no nos desgracien a mitad de la madrugada. Me da igual que turno pillar, tan solo debemos avisarnos el uno al otro cuando ya estemos en el límite... o simplemente mitad y mitad. Puedo empezar yo si quieres, y descansas tu hasta entonces.
Era evidente que ella también estaba cansada del duro viaje, pero no podía dárselas de nada si no era capaz de pasar una simple noche en vela. ¿Qué clase de kunoichi era? No, ni por asomo podía dejar el destino en manos del azar. A veces, por no decir la mayoría de las veces, el destino tenía un vulgar sentido del humor.
—Y por cierto... entonces... ¿tienes o no tienes una relación con esa otra chica? —ésta pregunta le costó un tanto mas soltarla, pero tenía que asegurarse. —No es que me importe compartir a un chico, pero... no todo el mundo lo ve de esa manera...
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)