27/11/2017, 19:29
Por un instante pareció que el dueño del perro iba a guiar a todos al interior de la vivienda, pero no fue así. Una vez más siguieron hablando de un felpudo meado y una apuesta que poco tenía que hacer con ella así que simplemente suspiró, intercambió una mirada fugaz con la pelirroja y con un leve gesto le indicó que si así lo deseaba podía seguirla al interior de la residencia.
Lo hiciese o no, la rubia se internó en los infinitos pasillos de la mansión Sakamoto donde no pudiese ser vista fácilmente desde la puerta de entrada.
Por otra parte, a los guardias poco parecía importarles lo que aquellos invitados hablaban, sencillamente permanecían allí, estáticos dando la sensación de que ni siquiera estaban respirando.
Lo hiciese o no, la rubia se internó en los infinitos pasillos de la mansión Sakamoto donde no pudiese ser vista fácilmente desde la puerta de entrada.
Por otra parte, a los guardias poco parecía importarles lo que aquellos invitados hablaban, sencillamente permanecían allí, estáticos dando la sensación de que ni siquiera estaban respirando.