La chica hizo lo propio por evitar el asunto, quiso evadirlo como buena serpiente —sin ser cobra— para evitar lo que justamente estaba por suceder. El chico, inconforme con la repuesta de la kunoichi, instó a llamar de nuevo la atención de la chica en un susurro. Tras ello, antes de que pudiese escaquearse, tomó su mano. Afirmó que precisamente por el trabajo debía responderle, lo cuál sonaba realmente contradictorio. No tardó en explicar el motivo, si no le daba respuesta quedaría toda la noche con el asunto en la cabeza, y no conciliaría el sueño. El chico no quedaba atrás, su astucia era digna de elogio.
«Diablos... buena jugada...»
Datsue le pidió que no fuese cruel con él, y tomando un color tan rojo como las llamas que tenían frente a ellos, lo soltó. Ella, la kunoichi de cabellera pelirroja, le gustaba. El asunto era serio, el shinobi no trató de esconderlo. Tal y como temblaba su voz, y como sus ojos se hincaban en ella, quizás incluso se tratase de algo mas que atracción física...
La chica dejó caer un suspiro, e hincó sus rodillas en el suelo —ya que casi se había levantado para entonces— posicionándose de nuevo a su vera. Sonrió, y con la mano libre acarició su rostro.
—Datsue, eres guapo, valiente, listo, y me estás ayudando sin tener porqué hacerlo... ¿cómo no me ibas a gustar al menos un poco? —le propinó un beso en la frente, y de nuevo se retiró de esa tan cercana posición. —Vamos, duerme tranquilo. Ya buscaré la manera de despertarte sin que sea molesto.
Tras ello, trataría de cumplir con lo que tenía en mente, perimetrar el campamento hasta mitad de la madrugada o bien hasta no poder aguantar mas en pié.
«Diablos... buena jugada...»
Datsue le pidió que no fuese cruel con él, y tomando un color tan rojo como las llamas que tenían frente a ellos, lo soltó. Ella, la kunoichi de cabellera pelirroja, le gustaba. El asunto era serio, el shinobi no trató de esconderlo. Tal y como temblaba su voz, y como sus ojos se hincaban en ella, quizás incluso se tratase de algo mas que atracción física...
La chica dejó caer un suspiro, e hincó sus rodillas en el suelo —ya que casi se había levantado para entonces— posicionándose de nuevo a su vera. Sonrió, y con la mano libre acarició su rostro.
—Datsue, eres guapo, valiente, listo, y me estás ayudando sin tener porqué hacerlo... ¿cómo no me ibas a gustar al menos un poco? —le propinó un beso en la frente, y de nuevo se retiró de esa tan cercana posición. —Vamos, duerme tranquilo. Ya buscaré la manera de despertarte sin que sea molesto.
Tras ello, trataría de cumplir con lo que tenía en mente, perimetrar el campamento hasta mitad de la madrugada o bien hasta no poder aguantar mas en pié.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)