3/12/2017, 22:26
Realmente comenzaba a sentir que sobraba por allí, después de todo solo conocía a Datsue y este obviamente iba a querer ponerse al día con los que fueron sus compañeros en la academia. No podía culparle, ella hubiese hecho lo mismo.
La rubia lideró la marcha, se internó en la residencia y tras cruzar un simple pasillo repleto de puertas, llegaron al comedor que habían preparado para el festejo. Aunque Koko probablemente se iría tan pronto como pudiese.
Pero antes tenía que dar alguna indicación, ¿no? Al menos dirigir unas pocas palabras a los invitados. Así que para ello volteó y con una sonrisa en el rostro comenzó a hablar.
—Primero que nada, permítanme darles la bienvenida a la residencia del clan Sakamoto, como verán, hemos preparado esta habitación para que se sientan a gusto durante la celebración —celebración de vaya uno a saber qué, no recordaba siquiera si le habían mencionado algo pero poco importaba—. Si llegasen a necesitar algo siéntanse libres de comunicárselo a cualquiera de los meseros del clan —añadió, presentando a los mozos con un gesto de sus manos—. Y por favor, no hagan sus necesidades fuera del cuarto de baño o en el caso de las mascotas, en algún árbol de fuera —obviamente aquello último iba dirigido a aquel dueño del perro, que según se había escuchado por ahí, tenía cierta costumbre de orinarse donde se le antojase.
«Ahora… ¿debería avisarles que hay guardias en cada puerta? Aunque tampoco es que vayan a atacarles ni nada… »pensaba seriamente, pero seguramente los guardias se encargarían de lo que sea que pudiera suceder si alguno decidía intentar irse por algún pasillo ”equivocado”.
Entonces, solo restaba una cosa y probablemente la pecosa podría desaparecer.
—¿Alguien quiere preguntar algo?
La rubia lideró la marcha, se internó en la residencia y tras cruzar un simple pasillo repleto de puertas, llegaron al comedor que habían preparado para el festejo. Aunque Koko probablemente se iría tan pronto como pudiese.
Pero antes tenía que dar alguna indicación, ¿no? Al menos dirigir unas pocas palabras a los invitados. Así que para ello volteó y con una sonrisa en el rostro comenzó a hablar.
—Primero que nada, permítanme darles la bienvenida a la residencia del clan Sakamoto, como verán, hemos preparado esta habitación para que se sientan a gusto durante la celebración —celebración de vaya uno a saber qué, no recordaba siquiera si le habían mencionado algo pero poco importaba—. Si llegasen a necesitar algo siéntanse libres de comunicárselo a cualquiera de los meseros del clan —añadió, presentando a los mozos con un gesto de sus manos—. Y por favor, no hagan sus necesidades fuera del cuarto de baño o en el caso de las mascotas, en algún árbol de fuera —obviamente aquello último iba dirigido a aquel dueño del perro, que según se había escuchado por ahí, tenía cierta costumbre de orinarse donde se le antojase.
«Ahora… ¿debería avisarles que hay guardias en cada puerta? Aunque tampoco es que vayan a atacarles ni nada… »pensaba seriamente, pero seguramente los guardias se encargarían de lo que sea que pudiera suceder si alguno decidía intentar irse por algún pasillo ”equivocado”.
Entonces, solo restaba una cosa y probablemente la pecosa podría desaparecer.
—¿Alguien quiere preguntar algo?