4/12/2017, 23:47
La habilidad de la chica dejó a todos asombrados. Ninguno pudo contener ese rostro que oscilaba entre temor y fascinación, ninguno salvo el maldito jefe de seguridad, Jonaro. Datsue no tardó en desvelar sus preguntas, haciendo todo lo posible por ganar algo de tiempo. Sin embargo, no parecían dispuestos a hablar demasiado. Sus miradas eran furtivas, y ahora viraban entre el jefe de seguridad y Aiko. Éste parecía enfadado —como de costumbre— y amenazaba con que le descontarían el dinero del camello si lo llegaba a perder.
La chica volvió su mirada hacia el tipo que agarraba ahora su camello, pero mantuvo el silencio, y una mirada que... si bien las miradas pudiesen matar, aquél fornido hombre ya estaría a varios metros bajo tierra. Sin embargo, debía mantener las cosas en tranquilidad, ahora mismo la tensión se podía cortar con un cuchillo de untar mantequilla. Dejó caer un suspiro, y se encogió de hombros.
—A éstas alturas, y aún no has comprendido que el dinero no me interesa lo más mínimo... —anunció la chica, como si fuese algo obvio.
Pero lejos de dar ánimos a que una inminente batalla fuese forzada, la chica se dejó caer del camello de Datsue. Sus pies deberían haber posado sobre la cálida arena, pero no fue así. La chica nuevamente quedó deshecha en papeles, aunque en ésta ocasión tan solo su mitad inferior. Jocosa, avanzó hacia su camello, y abrazó su cuello con tal de calmarlo un poco. Incluso se atrevió a darle un beso, y eso que le daba cosa el susodicho animal.
—Solo intentaba hacer de mediadora, señor jefe de seguridad... —comentó la chica, mientras clavaba de nuevo sus ojos en Jonaro —... a ninguno de los presente le haría gracia una confrontación entre nosotros mismo, y mas sabiendo que tenemos un objetivo común. Sería una tontería y una perdida de tiempo, ¿no lo cree así?
»¿Por qué no mejor llevarnos bien y solucionar las dudas?
Entre tanto, su aventurera amiguita, seguía camino hacia la verdad. Eso era lo único que les podría dar un pase de confianza, aunque mas que nada era curiosidad... después de todo, miedo lo que es miedo, para nada era un sentimiento afianzado en el corazón de la inmortal.
La chica volvió su mirada hacia el tipo que agarraba ahora su camello, pero mantuvo el silencio, y una mirada que... si bien las miradas pudiesen matar, aquél fornido hombre ya estaría a varios metros bajo tierra. Sin embargo, debía mantener las cosas en tranquilidad, ahora mismo la tensión se podía cortar con un cuchillo de untar mantequilla. Dejó caer un suspiro, y se encogió de hombros.
—A éstas alturas, y aún no has comprendido que el dinero no me interesa lo más mínimo... —anunció la chica, como si fuese algo obvio.
Pero lejos de dar ánimos a que una inminente batalla fuese forzada, la chica se dejó caer del camello de Datsue. Sus pies deberían haber posado sobre la cálida arena, pero no fue así. La chica nuevamente quedó deshecha en papeles, aunque en ésta ocasión tan solo su mitad inferior. Jocosa, avanzó hacia su camello, y abrazó su cuello con tal de calmarlo un poco. Incluso se atrevió a darle un beso, y eso que le daba cosa el susodicho animal.
—Solo intentaba hacer de mediadora, señor jefe de seguridad... —comentó la chica, mientras clavaba de nuevo sus ojos en Jonaro —... a ninguno de los presente le haría gracia una confrontación entre nosotros mismo, y mas sabiendo que tenemos un objetivo común. Sería una tontería y una perdida de tiempo, ¿no lo cree así?
»¿Por qué no mejor llevarnos bien y solucionar las dudas?
Entre tanto, su aventurera amiguita, seguía camino hacia la verdad. Eso era lo único que les podría dar un pase de confianza, aunque mas que nada era curiosidad... después de todo, miedo lo que es miedo, para nada era un sentimiento afianzado en el corazón de la inmortal.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)