6/12/2017, 13:50
(Última modificación: 6/12/2017, 13:51 por Uzumaki Eri.)
Ella ya no entendía nada, aquel anciano estaba dándole dolor de cabeza y lo peor es que no avanzaban ni a paso de hormiga. Estar allí era una pérdida de tiempo, o peor; un quebradero de cabeza porque se veía a leguas que aquel anciano sabía más de lo que aparentaba saber. Frustrada por las palabras sin sentido del hombre, bufó cuando rió ante su respuesta y alegó que los había visto en sueños.
Akame se adelantó y pareció que el hombre ya sabía lo que iba a hacer, ¿o no lo sabía? Eri se llevó una mano a la cabeza, ¿cómo que hará eso una y otra vez? ¿A qué jugaba aquel hombre?
—Ahórrate el teatro, anciano. Danos las respuestas que hemos venido a buscar y nos marcharemos.
El hombre lloraba, como si fuese un bebé al que le habían quitado su juguete favorito, pero aquello a Eri no le daba ninguna lástima.
—Un anciano no sabe... Un anciano no sabe...
—Un anciano sabe lo que le interesa —alegó la pelirroja, acercándose —. ¡Si no quiere decirnos nada, dínoslo! Pero no nos tenga aquí esperando por respuestas vacías, ¡somos ninjas, no videntes! —exclamó, sin acercarse a él como había hecho Akame —. Solo queremos saber qué narices pasa con la mansión del Señor Takeda, ¡y ya! ¡No planeamos vencer a monstruos ni a samuráis venidos del más allá, ni a plantarle cara a tus maestros!
Akame se adelantó y pareció que el hombre ya sabía lo que iba a hacer, ¿o no lo sabía? Eri se llevó una mano a la cabeza, ¿cómo que hará eso una y otra vez? ¿A qué jugaba aquel hombre?
—Ahórrate el teatro, anciano. Danos las respuestas que hemos venido a buscar y nos marcharemos.
El hombre lloraba, como si fuese un bebé al que le habían quitado su juguete favorito, pero aquello a Eri no le daba ninguna lástima.
—Un anciano no sabe... Un anciano no sabe...
—Un anciano sabe lo que le interesa —alegó la pelirroja, acercándose —. ¡Si no quiere decirnos nada, dínoslo! Pero no nos tenga aquí esperando por respuestas vacías, ¡somos ninjas, no videntes! —exclamó, sin acercarse a él como había hecho Akame —. Solo queremos saber qué narices pasa con la mansión del Señor Takeda, ¡y ya! ¡No planeamos vencer a monstruos ni a samuráis venidos del más allá, ni a plantarle cara a tus maestros!