8/12/2017, 12:09
La chica se asustó cuando Datsue chilló, y se alejó un poco del escenario en el que estaba para dar paso al Uchiha del moño. No sabía exactamente que estaba haciendo, pero si funcionaba, por ella perfecto. Se estaba impacientando y necesitaba saber las cosas ya. Odiaba dejar las cosas a medias, le parecía una pérdida de tiempo, pero con el anciano aquel parecía que podía hacer una excepción.
Sin embargo, el anciano soltó un chillido y pegó un brinco, cayendo de espaldas.
—¡Ah! —exclamó la joven mientras se asustaba, sin saber muy bien qué acababa de ocurrir.
El anciano parecía estar consciente aún, y Eri imaginaba que Datsue había hecho algo relacionado con genjutsu pues ya no le quedaban más opciones, sin embargo parecía haber influido en el anciano, al menos un poco.
—¡NO! ¡Un anciano no sabía qué iba a ocurrir! ¡Fueron ellos! ¡Ellos! ¡Ellos se llevaban a los niños, los llevaban al templo! ¡Un anciano no sabía, un anciano sólo...!
El anciano hablaba, explotando y soltando palabras sin parar. Eri intentaba seguirle pero le costaba un poco... «Niños... ¿Al templo? ¿Harían algo con esos niños? ¿Los... Sacrificarían?» pensaba horrorizada entre el medio discurso atropellado del anciano.
—La casa... La casa... ¡La casa Yogo-sama! ¡La antigua finca!
«¿Será... La mansión del señor Takeda?»
—¡La mansión! ¡La mansión del señor Takeda! ¿Es la finca de Yogo-sama? ¿Anciano? ¿Qué le hicieron a esa finca? —exclamaba la joven más por la euforia de tener una pista que por querer saber más.
Sin embargo, el anciano soltó un chillido y pegó un brinco, cayendo de espaldas.
—¡Ah! —exclamó la joven mientras se asustaba, sin saber muy bien qué acababa de ocurrir.
El anciano parecía estar consciente aún, y Eri imaginaba que Datsue había hecho algo relacionado con genjutsu pues ya no le quedaban más opciones, sin embargo parecía haber influido en el anciano, al menos un poco.
—¡NO! ¡Un anciano no sabía qué iba a ocurrir! ¡Fueron ellos! ¡Ellos! ¡Ellos se llevaban a los niños, los llevaban al templo! ¡Un anciano no sabía, un anciano sólo...!
El anciano hablaba, explotando y soltando palabras sin parar. Eri intentaba seguirle pero le costaba un poco... «Niños... ¿Al templo? ¿Harían algo con esos niños? ¿Los... Sacrificarían?» pensaba horrorizada entre el medio discurso atropellado del anciano.
—La casa... La casa... ¡La casa Yogo-sama! ¡La antigua finca!
«¿Será... La mansión del señor Takeda?»
—¡La mansión! ¡La mansión del señor Takeda! ¿Es la finca de Yogo-sama? ¿Anciano? ¿Qué le hicieron a esa finca? —exclamaba la joven más por la euforia de tener una pista que por querer saber más.