10/12/2017, 19:11
Desde su discreto puesto de observación, Akame pudo advertir dos cosas. Primera, que quienes pasaban por aquella puerta eran principalmente empleados cargando bolsas con deshechos. Segunda, que algunos clientes también lo hacían con la excusa de devolver al establecimiento parte de lo que éste les había dado; alcohol y quizá frutos secos a medio digerir. Echó un vistazo atrás y comprobó que su Hermano y la mujer todavía estaban hablando. «Y lo que no es hablar... Condenado Datsue, si es que está hecho un Casanova», se dijo a sí mismo, y el pensamiento le arrancó una sonrisa. «Tan solo espero que pueda sacar algo útil de esa tipa...»
Sea como fuere, él no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras el galán patrio hacía lo propio. De modo que dió otro sorbo a su copa y disimuladamente, de paso, volcó parte del contenido. Adoptó un andar muy distinto al que le caracterizaba, zambo y errático, y se acercó a la discreta puerta como lo habían hecho antes otros... Con pretensiones de vomitar —aunque sin ninguna intención de hacerlo—.
Una vez allí, trataría de abrir la puerta —fallaría las dos primeras veces— y luego se introduciría por ella, siempre con la cabeza gacha, para echar una discreta visual del entorno.
Sea como fuere, él no pensaba quedarse de brazos cruzados mientras el galán patrio hacía lo propio. De modo que dió otro sorbo a su copa y disimuladamente, de paso, volcó parte del contenido. Adoptó un andar muy distinto al que le caracterizaba, zambo y errático, y se acercó a la discreta puerta como lo habían hecho antes otros... Con pretensiones de vomitar —aunque sin ninguna intención de hacerlo—.
Una vez allí, trataría de abrir la puerta —fallaría las dos primeras veces— y luego se introduciría por ella, siempre con la cabeza gacha, para echar una discreta visual del entorno.