14/12/2017, 19:13
—Lo es, querido, lo es. Yo también tuv...
—Una velada encantadora, sin duda —interrumpió el Uchiha—. ¿Les parece si pasamos a lo importante?
Hay miradas que matan. La que Datsue lanzó a Akame justo en ese momento fue una de ellas, y aunque aquella expresión era metafórica, en ojos de un Uchiha podía convertirse en realidad. ¿Es que no veía que estaba iniciando una conversación de lo más interesante con Meiharu? ¡Aquello también era importante! A su modo. «Ah, claro, y luego soy yo el maleducado cuando te interrumpo leyendo no sé qué libro», farfulló para sus adentros, mientras tomaba asiento.
Shinjaka realizó un resumen de la situación, terminando por preguntarse cómo conseguirían aquellos dos genin que un hombre en la posición social y económica de Shinzo pagase su deuda. El Uchiha se sonrió, una sonrisa que se agrandó y ya no pudo disimular cuando Meiharu agregó si sabía dónde se había metido cuando había aceptado la marca. Porque, dígase una cosa de Uchiha Datsue: es un irresponsable.
Pero a veces, muy de cuando en cuando, tenía un plan. Un buen plan. Por eso se regodeó en sus dudas, sin cortarles, y solo habló cuando éstos acabaron.
—¿Qué haremos cuando lleguemos hasta él? —Había preguntado Shinjaka. Realizó un ademán—. Nada —se sonrió nuevamente—. Le saludaremos, le daremos la mano, y nos iremos.
Se acercó la copa a los labios y dio un sorbo, con parsimonia, saboreando el champán, el vodka, el hielo… y la confusión y desconcierto que a buen seguro habían generado sus palabras. Ah, ¡cómo le encantaban esos momentos!
—¿Alguna vez han visto una brújula, señores? —se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas—. De no ser así, apuesto a que saben su funcionamiento. Es muy simple: la aguja apunta siempre al Norte —hizo un movimiento circular con un dedo, terminando por apuntar hacia dónde él creía que estaba, más o menos—. Ah, pero yo tengo una brújula especial. En vez apuntar al Norte, apunta hacia… —empezó a mover otra vez el dedo, muy lentamente, pasando por Akame…—, lo que más… —… Shinjaka… —, deseo —y deteniéndose casualmente en Meiharu. Chasqueó la lengua, divertido, y bajó la mano—. ¿La única condición? Haber tocado previamente a esa persona. Un simple apretón de manos, una palmada en el hombro, un roce… No importa, una vez marcado, mi brújula siempre apuntará hacia él. Da igual lo lejos que se vaya, lo bien que se esconda, no podrá huir de nosotros.
»Verán, permítanme que les revele el gran punto débil de Shinzo —soltó, algo pomposo—. Su gran debilidad es… su mayor fortaleza. Siempre rodeado de seguridad. Siempre sabiendo las cosas antes incluso de que sucedan —agregó, imitando las palabras de Shinjaka—. Por eso, cuando nos colemos en su habitación mientras duerme gracias a mi brújula, y se vea no simplemente solo y sin amigos, sino sorprendido, tendrá su mayor momento de vulnerabilidad. Y entonces…
Sonrió, y desvió la mirada hacia Akame.
—Cuéntales que pasará entonces, Hermano.
—Una velada encantadora, sin duda —interrumpió el Uchiha—. ¿Les parece si pasamos a lo importante?
Hay miradas que matan. La que Datsue lanzó a Akame justo en ese momento fue una de ellas, y aunque aquella expresión era metafórica, en ojos de un Uchiha podía convertirse en realidad. ¿Es que no veía que estaba iniciando una conversación de lo más interesante con Meiharu? ¡Aquello también era importante! A su modo. «Ah, claro, y luego soy yo el maleducado cuando te interrumpo leyendo no sé qué libro», farfulló para sus adentros, mientras tomaba asiento.
Shinjaka realizó un resumen de la situación, terminando por preguntarse cómo conseguirían aquellos dos genin que un hombre en la posición social y económica de Shinzo pagase su deuda. El Uchiha se sonrió, una sonrisa que se agrandó y ya no pudo disimular cuando Meiharu agregó si sabía dónde se había metido cuando había aceptado la marca. Porque, dígase una cosa de Uchiha Datsue: es un irresponsable.
Pero a veces, muy de cuando en cuando, tenía un plan. Un buen plan. Por eso se regodeó en sus dudas, sin cortarles, y solo habló cuando éstos acabaron.
—¿Qué haremos cuando lleguemos hasta él? —Había preguntado Shinjaka. Realizó un ademán—. Nada —se sonrió nuevamente—. Le saludaremos, le daremos la mano, y nos iremos.
Se acercó la copa a los labios y dio un sorbo, con parsimonia, saboreando el champán, el vodka, el hielo… y la confusión y desconcierto que a buen seguro habían generado sus palabras. Ah, ¡cómo le encantaban esos momentos!
—¿Alguna vez han visto una brújula, señores? —se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas—. De no ser así, apuesto a que saben su funcionamiento. Es muy simple: la aguja apunta siempre al Norte —hizo un movimiento circular con un dedo, terminando por apuntar hacia dónde él creía que estaba, más o menos—. Ah, pero yo tengo una brújula especial. En vez apuntar al Norte, apunta hacia… —empezó a mover otra vez el dedo, muy lentamente, pasando por Akame…—, lo que más… —… Shinjaka… —, deseo —y deteniéndose casualmente en Meiharu. Chasqueó la lengua, divertido, y bajó la mano—. ¿La única condición? Haber tocado previamente a esa persona. Un simple apretón de manos, una palmada en el hombro, un roce… No importa, una vez marcado, mi brújula siempre apuntará hacia él. Da igual lo lejos que se vaya, lo bien que se esconda, no podrá huir de nosotros.
»Verán, permítanme que les revele el gran punto débil de Shinzo —soltó, algo pomposo—. Su gran debilidad es… su mayor fortaleza. Siempre rodeado de seguridad. Siempre sabiendo las cosas antes incluso de que sucedan —agregó, imitando las palabras de Shinjaka—. Por eso, cuando nos colemos en su habitación mientras duerme gracias a mi brújula, y se vea no simplemente solo y sin amigos, sino sorprendido, tendrá su mayor momento de vulnerabilidad. Y entonces…
Sonrió, y desvió la mirada hacia Akame.
—Cuéntales que pasará entonces, Hermano.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado