17/12/2017, 16:59
Envalentonado, y sin siquiera consultarlo con su coterráneo; Akame se anunció a sí mismo como el más adecuado para hacerse cargo de aquella vertiginosa tarea. Datsue, más adelante, coincidió.
—Sí… Akame es el mejor con las cartas —espetó él, en leves e ininteligibles murmullos. Meiharu paró el oído tratando de escucharle, y Shinjaka comenzó a meter el dinero en una bolsa—. ¿Acudirá ese tal Centinela a la partida, entonces?
—No, y si así fuera, por ahora no tendríamos forma de saberlo. No sabemos quién es ni como luce, tampoco. Así que descubrirlo será entonces nuestro trabajo, Datsue, dado que Akame-san estará bastante ocupado debatiéndose con la suerte misma, porque, bueno; la va a necesitar —de pronto, la bolsa de plástico que envolvía a los fajos se deslizó a lo largo de la mesa, frenándose allá en el extremo donde el más ortodoxo de los dos uzujin aguardaba, paciente e imperturbable. También, el tacón de Meiharu resonó en la habitación al ella levantarse, y se acercó a paso lento hasta los linderos del mismo Akame, pues él y ella iban a pasar más tiempo juntos a partir de ese momento. Shinjaka, luego, volteó a ver a Datsue—. mientras ellos se ocupan de ese asunto, tú y yo iremos a tratar con éste chico del que les hablé antes. Esto será un juego cruzado donde si tanto Akame y Meiharu tanto como nosotros dos obtenemos buena información, podremos hacer un trazado que nos de alguna pista tangible y real sobre Shinzo. Esa es la prioridad ahora mismo, socios.
La marca de Datsue comenzó a picar, luego de aquel pequeño discurso final.
»En cuanto hayáis terminado, Mei, partid y esperadnos en la cabaña de Tontata, ¿entendido?
—Entendido, cariño —la mujer volteó a ver al intrépido, luego. Y le guiñó el ojo—. no te preocupes, cuidaré bien de tu hermano.
El intrépido podría sentirse ligeramente decepcionado, también. Se quedó sin la chica, y sin el dinero. Mala cosa, ¿no?
—Sí… Akame es el mejor con las cartas —espetó él, en leves e ininteligibles murmullos. Meiharu paró el oído tratando de escucharle, y Shinjaka comenzó a meter el dinero en una bolsa—. ¿Acudirá ese tal Centinela a la partida, entonces?
—No, y si así fuera, por ahora no tendríamos forma de saberlo. No sabemos quién es ni como luce, tampoco. Así que descubrirlo será entonces nuestro trabajo, Datsue, dado que Akame-san estará bastante ocupado debatiéndose con la suerte misma, porque, bueno; la va a necesitar —de pronto, la bolsa de plástico que envolvía a los fajos se deslizó a lo largo de la mesa, frenándose allá en el extremo donde el más ortodoxo de los dos uzujin aguardaba, paciente e imperturbable. También, el tacón de Meiharu resonó en la habitación al ella levantarse, y se acercó a paso lento hasta los linderos del mismo Akame, pues él y ella iban a pasar más tiempo juntos a partir de ese momento. Shinjaka, luego, volteó a ver a Datsue—. mientras ellos se ocupan de ese asunto, tú y yo iremos a tratar con éste chico del que les hablé antes. Esto será un juego cruzado donde si tanto Akame y Meiharu tanto como nosotros dos obtenemos buena información, podremos hacer un trazado que nos de alguna pista tangible y real sobre Shinzo. Esa es la prioridad ahora mismo, socios.
La marca de Datsue comenzó a picar, luego de aquel pequeño discurso final.
»En cuanto hayáis terminado, Mei, partid y esperadnos en la cabaña de Tontata, ¿entendido?
—Entendido, cariño —la mujer volteó a ver al intrépido, luego. Y le guiñó el ojo—. no te preocupes, cuidaré bien de tu hermano.
El intrépido podría sentirse ligeramente decepcionado, también. Se quedó sin la chica, y sin el dinero. Mala cosa, ¿no?