21/12/2017, 18:07
Los intentos de la kunoichi de abrir las ventanas a la fuerza fueron, igual que con la puerta, inútiles. Por eso mismo —y después de soltar la bolsa que contenía una cazuela pequeña con estofado caliente y varios mendrugos de pan fresco— la chica se decidió a coger el toro por los cuernos y hacer lo que hiciera falta para entrar...
Tal vez con demasiado poco cuidado. El cristal de la ventana cedió ante el puñetazo de la chica, rompiéndose en mil pedazos que le ocasionaron cortes en varias partes de la mano. Pese a que ninguno parecía especialmente grave, la muchacha pudo ver cómo la sangre empezaba a fluir —especialmente por aquellos cercanos a la muñeca— de forma un tanto preocupante. Parecía una herida más aparatosa que grave, pero debía hacer algo por cortar la hemorragia si no quería que se le complicase.
Ahora sólo quedaba el marco de madera de la ventana, que por fortuna era lo suficientemente alto y ancho como para que la muchacha pudiera pasar a través de él.
Tal vez con demasiado poco cuidado. El cristal de la ventana cedió ante el puñetazo de la chica, rompiéndose en mil pedazos que le ocasionaron cortes en varias partes de la mano. Pese a que ninguno parecía especialmente grave, la muchacha pudo ver cómo la sangre empezaba a fluir —especialmente por aquellos cercanos a la muñeca— de forma un tanto preocupante. Parecía una herida más aparatosa que grave, pero debía hacer algo por cortar la hemorragia si no quería que se le complicase.
Ahora sólo quedaba el marco de madera de la ventana, que por fortuna era lo suficientemente alto y ancho como para que la muchacha pudiera pasar a través de él.