21/12/2017, 18:44
Eri no tuvo mayor problema para colarse, deprisa y corriendo, por el hueco de la ventana y echar a correr hacia la taberna. Dobló la esquina, cruzó la plaza y siguió en su carrera hasta llegar al edificio más grande del pueblo. Sin embargo, antes de que pudiera alargar la mano para tirar del pomo de la puerta ésta misma se abrió en sus propias narices.
Al otro lado apareció Akame, vestido con las mismas ropas de hacía un rato pero sin su capa de viaje. No llevaba su espada a la espalda, pero sí la bandana de Uzushiogakure en la frente, y por su rostro se podía deducir que no entendía por qué Eri estaba tan alterada.
—Eri-san, ¿qué ha ocurrido? —quiso saber el Uchiha, tomándola de los hombros—. Te he visto correr hacia aquí desde la ventana de mi habitación. ¿Ha pasado algo en casa del viejo?
El Uchiha clavó sus ojos en los de la chica, grandes y azules. «Parece aterrorizada... Por las tetas de Amaterasu, ¿¡qué está pasando aquí!?»
Al otro lado apareció Akame, vestido con las mismas ropas de hacía un rato pero sin su capa de viaje. No llevaba su espada a la espalda, pero sí la bandana de Uzushiogakure en la frente, y por su rostro se podía deducir que no entendía por qué Eri estaba tan alterada.
—Eri-san, ¿qué ha ocurrido? —quiso saber el Uchiha, tomándola de los hombros—. Te he visto correr hacia aquí desde la ventana de mi habitación. ¿Ha pasado algo en casa del viejo?
El Uchiha clavó sus ojos en los de la chica, grandes y azules. «Parece aterrorizada... Por las tetas de Amaterasu, ¿¡qué está pasando aquí!?»